El telescopio James Webb halla posibles señales de vida en un exoplaneta oceánico a 124 años luz

Los hallazgos son prometedores y la evidencia más sólida hasta la fecha, pero la respuesta definitiva a la pregunta de si estamos solos en el universo aún requiere más investigación y confirmación.
El telescopio James Webb halla posibles señales de vida en un exoplaneta oceánico a 124 años luz
El telescopio espacial James Webb (JWST) ha detectado posibles señales de vida en la atmósfera de K2-18b I CEDIDA

Desde las especulaciones filosóficas hasta la ciencia ficción, la búsqueda de vida extraterrestre ha sido un motor constante de exploración y descubrimiento. A lo largo de la historia, la ciencia ha avanzado significativamente en nuestra comprensión del universo, revelando la existencia de innumerables mundos más allá de nuestro sistema solar. 

 

La posibilidad de que algunos de estos exoplanetas alberguen vida, ya sea microbiana o compleja, sigue siendo una de las preguntas más fundamentales y emocionantes de la ciencia moderna. La búsqueda de respuestas ha llevado a la comunidad científica a desarrollar métodos sofisticados para detectar planetas fuera de nuestro sistema solar y para analizar la composición de sus atmósferas en busca de signos de habitabilidad o incluso de la presencia de vida.

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El hallazgo ha reavivado el debate sobre la posibilidad de que no estemos solos en el universo  I GREG RAKOZY

El exoplaneta K2-18b ha emergido como un candidato particularmente prometedor. Situado en la zona habitable de su estrella, una enana roja a unos 124 años luz de distancia en la constelación de Leo, K2-18b ha sido objeto de intenso estudio debido a su potencial para albergar agua líquida, un ingrediente crucial para la vida tal como la conocemos. 

 

Observaciones previas ya habían revelado la presencia de moléculas basadas en carbono, como metano y dióxido de carbono, en su atmósfera, lo que alimentó la hipótesis de que K2-18b podría ser un "mundo Hycean": un planeta cubierto por un océano habitable bajo una atmósfera rica en hidrógeno. Este tipo de planeta, que no tiene análogo en nuestro sistema solar, se considera un lugar potencialmente abundante en la galaxia y, por lo tanto, un objetivo prioritario en la búsqueda de vida más allá de la Tierra.

 

Huellas químicas reveladoras

Recientemente, la búsqueda ha dado un paso significativo con la detección, por parte del telescopio espacial James Webb (JWST), de las huellas químicas de sulfuro de dimetilo (DMS) y/o disulfuro de dimetilo (DMDS) en la atmósfera de K2-18b. 

 

En la Tierra, estos compuestos orgánicos de azufre son producidos casi exclusivamente por la vida, principalmente por microorganismos como el fitoplancton marino

 

Si bien los investigadores reconocen la posibilidad de que procesos químicos desconocidos puedan ser responsables de la presencia de estas moléculas en la atmósfera de K2-18b, los resultados obtenidos hasta ahora representan la evidencia más sólida hasta la fecha de que la vida podría existir en un planeta fuera de nuestro sistema solar

 

Este hallazgo ha generado una ola de entusiasmo en la comunidad científica y ha reavivado el debate sobre la posibilidad de que no estemos solos en el universo

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 Imagen de una galaxia rodeada de estrellas I BRYAN GOFF
¿Biofirma o química desconocida?  

El DMS detectado en K2-18b aparece en concentraciones miles de veces superiores a las de la Tierra. Sin embargo, los científicos advierten que podría generarse por procesos químicos no biológicos, aún no descritos. 

 

La detección tiene una "significación estadística de 3 sigma" (un 0.3% de probabilidad de error), por debajo del umbral de 5 sigma requerido para confirmar un descubrimiento. El equipo planea nuevas observaciones con el JWST para reforzar la certeza del hallazgo. Mientras, teóricos investigan cómo estas moléculas podrían formarse sin biología en mundos con atmósferas exóticas.

 

De confirmarse, K2-18b sería el primer exoplaneta con indicios de vida, sugiriendo que los mundos Hycean —abundantes en la galaxia— podrían albergar ecosistemas microbianos, pero incluso si es un falso positivo, el hallazgo demuestra que el JWST puede rastrear biofirmas en atmósferas distantes, allanando el camino para futuros descubrimientos.  

 

Si bien los hallazgos actuales sobre K2-18b son prometedores y representan la evidencia más sólida hasta la fecha, la respuesta definitiva a la pregunta de si estamos solos en el universo aún requiere más investigación y confirmación. No obstante, este emocionante avance nos acerca un paso más a la posibilidad de responder a una de las preguntas más trascendentales de la humanidad.

El telescopio James Webb halla posibles señales de vida en un exoplaneta oceánico a 124 años luz

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