13º-15º
domingo | 5 mayo | 2024
La patrullera “Tabarca”, perteneciente a La Armada Española , con base en la Escuela Naval de Marín -depende del Mando de la Fuerza de Acción Marítima de Ferrol-, desde donde zarpó el pasado lunes y, tras un periplo de navegación por las rías de Vigo y Pontevedra y los límites con Portugal, a primera hora de esta mañana arribó a primera hora de arribó con sus 24 tripulantes -su dotación actual es de 29 personas- al muelle comercial de Ribeira, como puerto de descanso de dotación y presencia naval. Se da la circunstancia de que aunque había estado en dos ocasiones a comienzos de los años 2018 y 2019, su presencia en la capital barbanzana es poco habitual, pues desde entonces no había tomado tierra, de ahí que su presencia está generando gran expectación entre numerosos vecinos, algunos de los cuales incluso ya se acercaron a verlo de cerca en la jornada de puertas abierta que ha tenido hasta la una de la tarde y que volverá a realizar entre las tres y media y las siete y media de la tarde, por loque todos los que quieran subirse a bordo para conocerlo todavía tienen tiempo, y no hacer como la gran mayoría que, por ahora, está prefiriendo admirarlo desde la distancia, desde la fachada marítima.
Su comandante y su comandante segundo, los tenientes de navío Juan González Aller y Roberto Paniagua, respectivamente, explicaron que se trata del octavo de una serie de 10 unidades, que pertenece a la clase Anaga y que realiza labores de vigilancia marítima entre la desembocadura del Río Miño y Cabo Finisterre para control e inspección de pesca, pero también de control del patrimonio arqueológico submarino y patrón de vida de actividad marítima, en labores de auxilio, búsqueda y rescate. Ambos acompañaron a media mañana a los tres patrones mayores de las cofradías de Ribeira, Palmeira y Carreira-Aguiño, José Antonio Pérez, Miguel Franco y José Antonio Santamaría, así como al primer y segundo tenientes de alcalde ribeirenses, Vicente Mariño y Francisco Suárez-Puerta, y el concejal de Mar, Fernando Abraldes, en una visita guiada al buque.
González Aller explicó que se trata del primer buque de la Armada que lleva el nombre de “Tabarca”, que es el mismo que el de una pequeña isla situada en la costa alicantina, a 10 kilómetros al sureste de la localidad de Santa Pola, habitada por algo más de un centenar de personas. Fue construido por la empresa nacional Bazán -actualmente Navantia-, en su factoría de San Fernando (Cádiz), y su botadura tuvo lugar el 23 de diciembre de 1980, y fue entregado a La Armada Española un año después. Tiene 44,5 metros de eslora y 6,6 de manga, pesa 300 toneladas, cuenta con un motor principal y otros dos auxiliares, que le dan una autonomía de dos semanas de navegación, así como dos cañones -uno de los cuales es de la Segunda Guerra Mundial y sigue operativo, aunque se usa de manera ocasional para mantener el nivel de adiestramiento-, dos ametralladoras y armamento portátil. Detalló que la labor que realiza día a día su dotación es principalmente de adiestramiento, para estar preparado para todos los escenarios que se produzcan, incluidas las posibles amenazas que se puedan encontrar tanto en el exterior como en el interior del barco, como incendios, inundaciones y demás casuísticas que puedan ocurrir.
Por su parte, Paniagua indicó que su amarre en puertos como Ribeira se engloba dentro de su presencia en los sitios para “mostrarnos a la población a la que servimos y que se vea que La Armada Española está aquí para servir y ayudar y que nos conozca más”. Se trata de una de las unidades de cercanía, pues llega a puertos en los que barcos de mayores dimensiones no pueden hacerlo. Detalló que su zona de trabajo está principalmente centrada en las Rías Baixas y su labor se encuadra dentro de la fuerza de acción marítima de La Armada, cuya misión principal es la acción del Estado en la mar a través de la protección de los intereses marítimos nacionales y presencia en las aguas de soberanía. En cuanto a la misión específica de la patrullera "Tabarca" indicó que es la vigilancia marítima -de la actividad pesquera en los caladeros nacionales y de la Zona Económica Exclusiva, y del narcotráfico, entre otros-, y de los espacios de soberanía, la protección del patrimonio arqueológico acuático sumergido, pero también de salvamento marítimo en caso de que sea necesario, como hizo hace unos 15 meses con un pesquero en aguas de Muros-Noia o a mediados de diciembre de 2018 en las labores de busca y rescate de los tripulantes fallecidos y el desaparecido del barco “Sin Querer Dos”, que naufragó a 4,5 millas de Cabo Fisterra, así como con presencia naval tanto en tierra como en mar.
