El cambadés enrolado por una baja covid dijo a su mujer que el temporal era “peor de lo normal”

El cambadés enrolado por una baja covid dijo a su mujer que el temporal era “peor de lo normal”
Familiares del marinero, en la concentración de Cambados | gonzalo salgado

Cambados es una de las localidades gallegas sacudidas por la tragedia del “Villa de Pitanxo”. Su vecino Miguel Ángel Lumbres Cumpa, de 52 años, está entre los desaparecidos en la gélidas aguas de Terranova. La fatalidad quiso que este marinero peruano, pero afincado en la villa arousana desde hace 14 años, se enrolase tras el positivo por covid de otro tripulante.


Tras ocho años faenando en el cerco arousano, quería volver al arrastre y ya había estado trabajando en este caladero, uno de los más hostiles del mundo. “Me decía: si me sale la oportunidad, me voy. Quería probar a ver cómo le iba, aunque su mujer no quería. De hecho, lo llamaron ahora pero ya hacía dos años que había echado los papeles en la armadora”, contó uno de sus primos, también Miguel Lumbres.


Con ella, con Maribel, había hablado unas horas antes del naufragio del pesquero y le contó que “había un temporal más malo de lo normal”.


La esposa fue incapaz de acudir al minuto de silencio convocado en Cambados porque “está destrozada”. De hecho, tuvo que recibir atención hospitalaria y el Concello tenía todo preparado para prestarle atención psicológica.


Solo encontró fuerzas para viajar por la mañana a la sede del armador, en Marín, para tratar de recabar más información, pero fue infructuoso: todo lo que se sabía es que no estaba entre los fallecidos.


Ayuda para venir a España

También lo intentaron a través del Consulado de su país, donde reside el grueso de la familia de Miguel y que pide ayuda para viajar a España.


“Pedimos apoyo al presidente de la República para que en un vuelo humanitario nos lleve hasta Lima y luego viajar a España para ver la situación de Miguel Ángel. Somos una familia de escasos recursos”, pedía su padre.


Cambados es otra de las localidades gallegas sacudidas por la tragedia

del Villa de Pitanxo. Su vecino Miguel Ángel Lumbres Cumpa, de 52 años,

está entre los desaparecidos en la gélidas aguas de Terranova. La

fatalidad quiso que este marinero peruano, pero afincado en la villa

arousana desde hace 14 años, se enrolase tras el positivo por covid de

otro tripulante.


Tras ocho años faenando en el cerco arousano, quería volver al arrastre

y ya había estado trabajando en este caladero, uno de los más hostiles

del mundo. “Me decía: si me sale la oportunidad, me voy. Quería probar a

ver cómo le iba, aunque su mujer no quería. De hecho, lo llamaron ahora

pero ya hacía dos años que había echado los papeles en la armadora”,

contó uno de sus primos, también Miguel Lumbres.


Con ella, con Maribel, había hablado unas horas antes del naufragio y le

contó que “había un temporal más malo de lo normal”. Los expertos hablan

de que estaban en el “ojo del huracán” y a falta de saber las causas del

accidente, el caso es que el potente arrastrero congelador se hundió en

minutos.


La esposa fue incapaz ayer de acudir al minuto de silencio convocado en

Cambados porque “está destrozada”. De hecho, tuvo que recibir atención

hospitalaria y el Concello tenía todo preparado para prestarle atención

psicológica. Solo encontró fuerzas para viajar por la mañana a la sede

del armador, en Marín, para tratar de recabar más información, pero fue

infructuoso: todo lo que se sabía es que no estaba entre los fallecidos.


Ayuda para venir a España

También lo intentaron a través del Consulado de su país, donde reside el

grueso de la familia de Miguel y que pide ayuda para viajar a España.


“Pedimos apoyo al presidente de la República para que en un vuelo

humanitario nos lleve hasta la ciudad de Lima y luego viajar a España

para ver la situación de Miguel Ángel. Somos una familia de escasos

recursos que requiere de la ayuda de las autoridades”, pedía su padre en

declaraciones a La República. El Concello cambadés se ha ofrecido a

ayudarles con dos pasajes de avión, según contaba un hermano en Diario

Correo, pero también tienen problemas con pasaportes vencidos. La última

vez que supieron de él fue en un vídeo de despedida que les envió

cuando partía, el 26 de enero.


Desde allí, desde el distrito de Santa Rosa en la provincia de Chiclayo

(al norte del país), salió hace 14 años el marinero. Era su profesión de

siempre, también la de su padre, y esperaba encontrar un futuro mejor en

Europa. Pertenece a una de las primeras hornadas de peruanos que

escogieron Cambados para aventurarse en la emigración y, de hecho,

crearon comunidad y la Asociación Rigoberto de la que precisamente era

el presidente. Su actividad había decaído en los últimos tiempos, pero

“justo habíamos comentado de retomarla”, explica su primo, con el que

trabajó durante mucho tiempo en el cerquero cambadés Tercero dos Meros

–también estuvo en el Sin Querer Tres–. Un par de años después de su

llegada, se trasladaron su mujer y sus dos hijos. El mayor ya está en

la universidad y el más pequeño estudia Bachillerato en la villa y ayer

acudió al acto institucional.


“Alegre y bromista”

“Estaba contento en Cambados ya llevaba mucho tiempo aquí”, cuenta su

familiar, quien lo describe como un hombre “alegre, juguetón y

bromista”. También “trabajador y serio”, añadía otro vecino que había

mantenido una relación laboral con la familia, que ahora vive una larga

y angustiosa espera.


Las tareas de rescate se mantienen en las mismas adversas condiciones

del día del hundimiento y cada minuto que pasa, las esperanzas de hallar

a los tripulantes desaparecidos es menor. Sus familias piden que no

dejen de buscarlos. También la del cambadés: “Oramos a dios para que lo

encuentren y al menos poder darle sepultura”.

El cambadés enrolado por una baja covid dijo a su mujer que el temporal era “peor de lo normal”

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