Castrelo estrena un comedor escolar con 32 plazas para evitar la fuga de alumnado

Castrelo estrena un comedor escolar con 32 plazas para evitar la fuga de alumnado
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Un total de 18 niños estrenaron ayer el comedor escolar de Castrelo con un menú a base de crema de brócoli y milanesa con arroz. Se trata del tercero abierto en los últimos años en Cambados y responde a la necesidad de fijar la matrícula en centros pequeños que, como este, ante la ausencia del servicio han notado una bajada que ya se traduce en pocos niños en las aulas de Infantil. Cuenta con 29 niños inscritos y quedan dos plazas libres. 

La ANPA impulsó la iniciativa el año pasado y pronto contó con el apoyo de la directiva del centro y del propio Ayuntamiento. Frente a otros casos, su puesta en marcha ha sido relativamente rápida pues las instalaciones ya contaban con una estancia azulejada y solo era precisa una pequeña obra para derribar un tabique. 
De esta parte se encargó el Ayuntamiento, que destinó una inversión total de 8.600 euros también para comprar e instalar un mesado de inox, un lavamanos y un termo de agua caliente. Además, asume el coste del monitor que se encarga de atender a los niños en las horas de la comida, tal y como hace en otros comedores. 

Sistema flexible
Según la secretaria de la asociación de madres y padres, Rut Cores, “tuvimos mucha suerte” de que la preparación del aula y los trámites fueran a esta velocidad. También explicó que aunque lo gestiona la entidad, los padres pagan directamente a la empresa de catering contratada, al igual que en toda las actividades extraescolar que organiza.


En total, el comedor tiene 32 plazas, pero ya hay 29 niños inscritos de los que 10 se quedan todos los días y 18 en alternos. “Elegimos este modelo porque muchos son hijos de mariscadoras y su jornada varía según las mareas”, explicó Cores. 
En cuanto a los motivos de poner en marcha el servicio, la secretaria explicó que era una demanda de los propios padres del centro, pero también una necesidad ante la “reducción de la matrícula” que, si bien no es preocupante por el momento, sí se nota en Infantil, donde una de sus aulas tiene nueve niños. De hecho, la ANPA sabe de familias de Castrelo que optan por llevar a sus hijos a colegios de Dena (Meaño) y Barrantes (Ribadumia) que están cerca y disponen de comidas. 
Antes ya lo hicieron el Antonio Magariños y el Enrique Barreiro Piñeiro, de Vilariño. El próximo será el colegio de San Tomé cuyo proyecto es más complicado. La Concellería de Ensino de Víctor Caamaño acordó recientemente destinar 50.000 euros para sufragar la mitad de las obras. Era un requisito indispensable impuesto por la Consellería de Educación. 


En este caso, es preciso realizar cambios en la organización de espacios del centro y, por tanto, se trata de una obra de mayor magnitud que se espera comenzar lo antes posible con la previsión de que pueda empezar a funcionar durante el próximo curso escolar.

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