O Grove recupera la normalidad y busca solución a zonas de inundación frecuente

O Grove recupera la normalidad y busca solución a zonas de inundación frecuente
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O Grove recobró ayer la normalidad tras las intensas precipitaciones registradas el jueves y que convirtieron calles del centro en auténticos ríos. Vecinos y Concello se afanaban en hacer inventario de los bienes afectados. Muebles, pequeños electrodomésticos, algo de mercancía en tiendas y coches –alguno se da por perdido– nutren el listado aunque, en principio, no hay constancia de desperfectos de extrema gravedad. Con un volumen medio de 90 litros por metro cuadrado en un corto espacio de tiempo, como apuntó el alcalde, José Antonio Cacabelos, el sistema de alcantarillado no daba a basto, pero hay lugares críticos, con peligro frecuente de anegamiento y cuyos vecinos piden más atención porque, aunque fuera algo excepcional, cada vez que llueve con intensidad se temen lo peor e “non podemos vivir así, todos os anos coa mesma tensión”, explicaba Elisa Cacabelos, vecina de Senrriñas. De hecho, el regidor se reunió ayer con responsables de Obras para estudiar las posibles alternativas de solución a este caso concreto y evaluar la situación de la red en zonas afectadas como Terra de Porto, Ardia y Virxe das Mareas. 

“Más leve de lo que pudo ser” 
Cacabelos considera que “nin o mellor sistema de recollida de pluviais que puidera ter O Grove” habría evitado la inundación generalizada. De hecho, defendió que, en cuanto amainó la lluvia, hubo zonas que en 20 minutos estaban liberadas y “esto quere dicir que os desagües funcionaron perfectamente”. También recordó que en los últimos años se han hecho importantes versiones en materia de saneamiento y pluviales. La efectividad del alcantarillado quedó constatada en Ardia, por ejemplo, por vecinos como Alexandre Iglesias, quien iba a comer sobre las 14 horas cuando el agua empezó a entrar en la casa de planta baja donde vive con su familia en la calle Francisco Sanmartín y en seguida se pusieron a “salvar lo máximo posible, aunque el sofá y algunos muebles se mojaron”. Actuaron rápidamente y “fue bastante más leve de lo que pudo ser; hubo casos peores”, relató. Tanto él como otros grovenses contaban que vivieron la situación con resignación porque las calles eran ríos y mientras la red no podía absorber los miles de litros caídos, todo intento por desalojar el agua de casa con fregonas y cepillos, resultaba inútil. 

Críticas
Con todo, en opinión de otros afectados hay carencias en algunos puntos. La tienda Regalos Belomar, en Pablo Iglesias, llegó a tener siete personas achicando. Es un local que en el pasado sufría problemas en épocas de lluvia, pero su propietaria, Margarita Otero, reconocía que “se redujo muchísimo” tras las últimas obras y que la situación del jueves fue excepcional, pero aún considera que la actual limpieza del alcantarillado no es suficiente y le resta eficacia y, de hecho, “entró en sitios donde no entraba nunca”, añadió. Además fue muy crítica con la Policía Local: “Entiendo que había muchos puntos con problemas en todo o O Grove, pero tuve que llamar al 112 para dar la queja tras hora y media llamando a la Policía, que tenía el teléfono descolgado. Los tuve que parar cuando iban por la calle para que desviaran el tráfico porque el paso de coches hacía grandes olas y no dejaban de entrar en el local”. Por fortuna, logró salvar gran parte de su mercancía porque “lo vi venir”, pero “lo psicológico, no hay quien te lo saque, porque temes que vuelva a suceder”. 

Incorporación en día libre
Lo cierto es que la situación vivida el pasado jueves mantuvo en un sinvivir a muchos ciudadanos. Los servicios de Emerxencias y Policía estaban desbordados y, de hecho, fuentes municipales señalaron que los agentes de días libres se incorporaron ante lo excepcional de la situación, sumando hasta siete efectivos de una plantilla que ya de por sí tiene carencias de personal. 

Ayer en las calles aún se podían ver restos de arrastres de arena, operarios municipales y contratados por particulares revisando arquetas y desatascando algunos puntos conflictivos, mangueras achicando todavía garajes y bajos y en casa de Elisa Cacabelos y Gerardo Pérez ya llevaban horas limpiando el patio, el garaje y el galpón anexo donde celebran las grandes reuniones familiares. El matrimonio vive en Senrriñas, pegado a la vieja canalización del río que acusa un estrechamiento y en días como el jueves desborda convirtiendo terrenos anejos en un auténtico embalse que inunda las propiedades. El Concello quiere solventarlo y actuar también en otros puntos de riesgo frecuente de esta zona, “a máis inundable do Grove”, según el alcalde, que el mismo día estuvo allí con dos bombas de achique de Emerxencias, y al que Pérez trasladó su conocimiento sobre la situación de la infraestructura del lugar. 

Electrodomésticos en altura
Estos grovenses explicaron que episodios como este último y el de 2006 –cuando una tromba de agua anegó toda la comarca– no son la tónica habitual, pero sí inolvidables. De hecho, todos los electrodomésticos que tienen en el bajo de la vivienda, que está en un alto y no se vio afectada, están elevados unos centímetros del suelo con plataformas atornilladas a la pared: desde la caldera hasta la lavadora. En su opinión, en días críticos, el Concello  debería estar vigilante en zonas de riesgo para evitar un mal final.

O Grove recupera la normalidad y busca solución a zonas de inundación frecuente

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