Vilaxoán es pueblo de pescadores y cantareiras, y también de fútbol, sin olvidar al campeón Pantera. A lo largo de las últimas décadas la localidad marinera ha dado jugadores de mucho talento. Quizá el más reconocido sea Mon Búa, que pasó por el Real Madrid y jugó en el Málaga y en el Celta. En la actualidad es Óscar Marcos el que está en boca de todos. Se inició en el San Martín y siendo todavía un niño se fue al Celta. Desde entonces no ha parado de progresar y en Vigo llevan años siendo muy conscientes de que tienen en sus manos a un jugador especial.
Tiene 18 años y todavía está en formación. Pero varios clubes lo tienen en sus radares y la Federación Española tampoco lo pierde de vista. Óscar, cuyo padre Jorge fue otro de los grandes talentos del balompié vilaxoanés aunque no hiciera carrera, lleva varias temporadas siendo un habitual de las categorías inferiores de la Selección Española. Estuvo en la Sub 16 y en la Sub 18. Ahora debutará en Rumanía con la Sub 19. Todavía es juvenil pero ya deslumbra en Primera RFEF con el Celta B.
Sigue dando pasos hacia el fútbol profesional y demostrando que es un jugador que basa toda su fortaleza en su talento, pero no solo en el individual que lo tiene a raudales, sino en la compresión del juego y la percepción de lo que tiene alrededor. Es un futbolista diferente y también diferencial. Tiene uno para uno, realiza buenas acciones técnicas y es muy rápido en la conducción del balón. Capaz de ubicarse en los espacios de progresión del juego. Una vez situado en el tiempo correcto, logra darle continuidad y hacerlo fluir gracias a sus orientaciones corporales. Aspectos de futbolista inteligente. En el filial ha jugado los últimos partidos en una posición que se puede considerar como falso nueve, que le permite manejarse en espacios intermedios, atacar la última línea y estar cerca del gol. De momento no ha marcado, pero oportunidades ya está generando y parece sólo cuestión de tiempo que empiece a materializar las ocasiones y también las lógicas expectativas.