La melatonina, una hormona que desempeña un papel fundamental en la regulación del ciclo sueño-vigilia, ha experimentado un aumento significativo en su uso como ayuda para dormir en la población infantil. Este incremento ha generado una creciente controversia en torno a su seguridad a largo plazo y su eficacia en el tratamiento de los problemas de sueño en niños.
Si bien la melatonina se comercializa como un suplemento "natural" y de fácil acceso, existe una preocupación considerable entre los expertos sobre la falta de investigación exhaustiva sobre sus efectos a largo plazo en el desarrollo infantil. Es crucial comprender la importancia de la orientación profesional antes de considerar la administración de melatonina a los niños, así como explorar alternativas seguras y efectivas para fomentar un sueño saludable.
En los últimos años, se ha observado un aumento alarmante en el uso de suplementos de melatonina entre niños y adolescentes. Los datos estadísticos recopilados por diversas organizaciones de salud y estudios de investigación evidencian esta tendencia preocupante.
En los últimos años, se ha observado un aumento notable en el uso de suplementos de melatonina entre niños y adolescentes en España. Informes y observaciones directas de pediatras y farmacéuticos españoles sugieren una tendencia creciente en la demanda y el consumo de melatonina en la población infantil.
Según Ramón Ugarte Libano, pediatra excoordinador del Grupo de Sueño de la Asociación Española de Pediatría de Atención Primaria (Aepap), "recomendar la melatonina como recurso fácil y bien aceptado por las familias supone un riesgo de intoxicaciones y, en el mejor de los casos, impide o retrasa un enfoque adecuado del problema del insomnio en niños desde una perspectiva general, con modificación de hábitos de sueño y participación de la familia. Es, sin duda, el pediatra de Atención Primaria quien debe asumir con responsabilidad este desafío del tratamiento del insomnio en niños sin alteraciones del neurodesarrollo".
"La buena tolerancia de la melatonina en niños, en tratamientos cortos y bajo control médico, no debe ser una justificación para un uso sin evidencia suficiente en población pediátrica sana. Tampoco debemos olvidar que las presentaciones de melatonina de libre dispensación no garantizan un aporte preciso de esta hormona, siendo enorme su variabilidad. Afortunadamente, las sociedades científicas pediátricas, incluida la AEPap, ya han dado la voz de alarma", afirma.
En Estados Unidos, un informe de los CDC (Centros para el Control y Prevención de Enfermedades) de marzo de 2024 ya alertaba del incremento del número de visitas a los servicios de urgencias en bebés y niños pequeños por consumo accidental de melatonina. Concretamente, en niños menores de 5 años y en el periodo 2019-2022, se estimaron unas 10 930 visitas (un 7,1 por ciento del total de las visitas a urgencias). Un porcentaje alto de esas consultas se debían a la ingestión de melatonina en formato de gominolas.
El único fármaco con melatonina que reconoce la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (AEMPS) contiene 2 mg de melatonina de liberación prolongada y no se ha establecido todavía su seguridad y eficacia en niños de 0 a 18 años.
Varios factores podrían estar contribuyendo a esta tendencia. El estrés parental y el deseo de encontrar soluciones rápidas a los problemas de sueño de sus hijos juegan un papel importante. La falta de sueño en los niños afecta a toda la dinámica familiar, lo que lleva a los padres a buscar remedios de fácil acceso. El aumento del tiempo que los niños pasan frente a las pantallas y su impacto negativo en la producción natural de melatonina también podrían ser un factor contribuyente.
La luz azul emitida por los dispositivos electrónicos interfiere con el reloj biológico del cuerpo, lo que dificulta conciliar el sueño. En este contexto, algunos padres podrían recurrir a la melatonina como una forma de contrarrestar estos efectos.
La comercialización y la fácil disponibilidad de la melatonina como un suplemento "natural" y seguro también influyen en su creciente uso. La percepción de que la melatonina es un producto natural podría llevar a subestimar sus posibles riesgos. Además, su clasificación como suplemento dietético implica una menor supervisión regulatoria, lo que facilita su amplia disponibilidad y comercialización.
Un estudio realizado en Valencia en 2011 ya mostraba que un porcentaje significativo de niños españoles no se despertaba sintiéndose descansado, lo que podría indicar problemas de sueño subyacentes que contribuyen al actual aumento en el uso de melatonina.
La falta de datos precisos y actualizados a nivel nacional sobre el consumo de melatonina en la población infantil española subraya la necesidad de investigaciones específicas para comprender mejor la magnitud y las características de este fenómeno.
La melatonina es una hormona producida naturalmente por la glándula pineal en el cerebro.5 Su función principal es regular el ciclo circadiano, también conocido como el ciclo sueño-vigilia, señalando al cuerpo cuándo es el momento de dormir. La melatonina endógena se libera principalmente en la oscuridad, alcanzando su punto máximo durante la noche y disminuyendo durante el día.
Es importante distinguir entre la melatonina que produce el cuerpo (endógena) y los suplementos de melatonina que se pueden adquirir sin receta médica (exógena).
Los suplementos de melatonina son formas sintéticas de la hormona. Si bien pueden ayudar a conciliar el sueño, su efecto principal no es mantener el sueño. Esta distinción es crucial, ya que muchos padres podrían estar utilizando la melatonina para abordar problemas de mantenimiento del sueño, para los cuales podría no ser tan eficaz. Y la recomendación en estos casos es clara, acudir a un especialista pediátrico.
Los estudios sobre la seguridad de la melatonina en niños a corto plazo sugieren que su uso durante períodos breves generalmente se considera relativamente seguro. Sin embargo, existe un consenso generalizado entre los expertos sobre la necesidad de realizar más investigaciones para comprender completamente su seguridad en la población infantil.
Existen inquietudes sobre cómo el uso prolongado de melatonina podría afectar el crecimiento y el desarrollo de los niños, especialmente durante la pubertad. La melatonina está involucrada en la regulación hormonal, lo que plantea interrogantes sobre su posible impacto en el delicado equilibrio hormonal durante la infancia y la adolescencia.
Estudios en animales han demostrado efectos en los sistemas reproductores, lo que subraya la necesidad de precaución en humanos. Un estudio registró un posible retraso en la pubertad tras tratamientos con melatonina de más de 7 años de duración, aunque la certeza de esta evidencia se considera muy baja.
Una de las principales preocupaciones relacionadas con el uso de melatonina pediátrica es la falta de regulación de los suplementos disponibles en el mercado y la consiguiente variabilidad en la dosis y los ingredientes.
Esta falta de regulación significa que la calidad y el contenido de los suplementos pueden variar significativamente, y los consumidores no pueden estar completamente seguros de la cantidad real de melatonina o la presencia de otras sustancias en el producto.
Otro riesgo significativo asociado al uso de melatonina en niños es el aumento de casos de ingestión accidental y sobredosis, particularmente con las presentaciones en gominolas. Estas presentaciones son especialmente atractivas para los niños. Su apariencia y sabor similares a los caramelos hacen que sean fácilmente confundidos con golosinas. Los síntomas de una sobredosis de melatonina pueden incluir dolor de cabeza, mareos e irritabilidad.
Además de los riesgos de sobredosis, el uso de melatonina en niños puede estar asociado con diversos efectos secundarios que pueden afectar el funcionamiento diurno y el bienestar general del niño:
Los pediatras son los únicos que pueden ofrecer orientación sobre cómo y cuándo usar la melatonina, si es necesario. Solo debe usarse después de una conversación con el médico y con hábitos de sueño saludables previamente establecidos.
El médico desempeña un papel fundamental en la identificación de la causa subyacente de los problemas de sueño del niño y en la recomendación de estrategias adecuadas. Los pediatras pueden ayudar a determinar si los problemas de sueño están relacionados con estrés, aumento del tiempo frente a las pantallas u otras afecciones médicas.
En muchos casos, los problemas de sueño se pueden manejar mejor con cambios en los horarios, los hábitos o los comportamientos en lugar de recurrir a la melatonina. Si el uso de melatonina se considera necesario, el médico puede recomendar la dosis y el momento adecuados y guiar a los padres sobre cómo establecer buenas prácticas de higiene del sueño.
La consulta con un profesional de la salud garantiza que los problemas de sueño se aborden de manera integral, en lugar de depender de una solución rápida que podría no ser apropiada o segura.
En lugar de depender de la melatonina como primera opción, existen varias alternativas seguras y efectivas para promover un sueño saludable en los niños. La implementación de una higiene del sueño adecuada es fundamental. Esto incluye:
Las estrategias conductuales y las rutinas relajantes antes de acostarse también pueden ser muy efectivas:
En algunos casos, y siempre bajo supervisión médica, se podrían considerar otras alternativas naturales o suplementos. Es fundamental enfatizar que estas alternativas deben discutirse con un pediatra antes de su uso.
El aumento significativo en el uso de melatonina en niños plantea serias preocupaciones sobre su seguridad a largo plazo y el potencial de riesgos asociados, especialmente la ingestión accidental.
Es imperativo que los padres consulten con un pediatra para identificar las causas fundamentales de los problemas de sueño de sus hijos y explorar soluciones basadas en la evidencia. Las estrategias de higiene del sueño y los enfoques conductuales deben ser la base para abordar los problemas de sueño en la infancia.
Si bien la melatonina podría tener un papel en situaciones específicas bajo supervisión médica, no debe considerarse una solución universal para los problemas de sueño en los niños. La prioridad debe ser siempre la salud y el bienestar a largo plazo de los niños, fomentando hábitos de sueño saludables a través de métodos seguros y probados.