“Nuestra familia ve desde sus ventanas cómo caen los misiles rusos”

“Nuestra familia ve desde sus ventanas cómo caen los misiles rusos”
La familia muestra la bandera de Ucrania, que está firmada por un soldado que hizo el Camino de Santiago | gonzalo salgado

Sergiy Nigeruk llegó hace 19 años de Ucrania para hacer de su vocación, el tenis de mesa, un futuro. Cuatro años después, mediante la reagrupación familiar, logró traer a su hijo, con el que comparte nombre, y a su mujer, Olena. La familia vive hoy con auténtica angustia lo que sucede en su país, del que el virus los alejó durante los últimos tres años y que ahora ven sumido en una guerra ya insalvable.


“Nuestra familia mira por la ventana y ven como caen misiles”, explica Sergiy hijo, que por su amplio dominio del castellano se convirtió en portavoz. Todos siguen con “tensión, nervios y preocupación” el conflicto desde el taller de costura y arreglos que Olena tiene en Alejandro Cerecedo. Allí trabaja Natalia Gomchiuk, “compañera y compatriota”, que también lleva todo el día pendiente de los suyos.


Videollamadas y mensajes ayudan a llevar mejor una situación que les genera tanta preocupación como impotencia. “Vamos a tratar de ayudar económicamente”, explica el joven Sergiy. Sus padres y él son de Kiev, pero las bombas ya llegan a todos los puntos del país. “Hoy vieron desde casa varios helicópteros rusos”, explica el hijo del matrimonio.


Natalia es de Nemyriv, en la región de Vinnytsia, y sus ojos se iluminan al hablar de su casa. Pero pronto vuelve a aparecer el drama que asola Ucrania. “Ellos están apagados”, dice sobre sus familiares, “pero confían en que se acabe pronto”.


Menos optimista es Sergiy padre, que teme que se derrame “mucha sangre”. Aunque está seguro de que, “al final Rusia va a perder, por las sanciones de la Unión Europea y el apoyo de países como Japón o Estados Unidos”. Tarde o temprano confían en que el conflicto se acabe, pero mientras temen por sus familias, que no pueden salir del país.


“Es muy peligroso. Polonia ya abrió sus fronteras, pero por avión no se puede y las carreteras las están bombardeando”, explica Olena. La familia se prepara, junto a otros ucranianos residentes en Galicia, para participar en un acto durante este fin de semana en Vigo.


Quieren visibilizar la situación de Ucrania y reclamar a Occidente un endurecimiento de las sanciones a Rusia, para lograr que el gobierno de Vladimir Putin dé marcha atrás en la escalada bélica. En la tienda, ondea la bandera de su país natal, mientras los teléfonos siguen ardiendo.


Concentración de repulsa

Otros ucranianos residentes en Arousa se muestran más críticos con el gobierno de su país natal, aunque rechazan también el invasivo ataque de Putin sobre la población civil. Formaciones políticas se posicionaron ayer en contra de la guerra y reclamaron una marcha atrás al gobierno ruso. En Vilagarcía, la Corporación mostró su repulsa a la actuación de Putin con una concentración que tuvo lugar a las puertas de la Casa Consistorial, minutos antes del Pleno.

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