Los establecimientos y vecinos del Vilagarcía de Arousa vivieron este lunes otro acontecimiento histórico que se suma a la lista de hechos ocurridos en España –y en otros países– desde la pandemia mundial por el coronavirus. A partir de las 12:30 de este lunes, toda la Península Ibérica se vio sometida a un gran apagón que dejó a todo el mundo sin electricidad a negocios y hogares. Ante tal situación, tanto los comerciantes como los vecinos de la ciudad intentaron movilizarse para hacer frente a la desconexión e incomunicación, dentro de las posibilidades de cada uno. La mayoría de los establecimientos, se vieron en la obligación de parar su actividad en mitad del día, resistiendo unos pocos afortunados que contaban con generadores propios o pudieron hacerse con uno. Por su parte, los arousanos arrasaron las tiendas en buscas de útiles como pilas, linternas, velas, hornillos de gas o radios, pero también aprovecharon la ocasión para disfrutar de un maravilloso día de sol al aire libre. Algunos con más incertidumbre y preocupación, y otros con tranquilidad ante una situación que no sabían cuanto iba a durar, pero no alarmaba a corto plazo.
Óscar Gerpe es el responsable de Urgencias en el Centro de Salud de Vilagarcía, desde donde hoy vivieron una jornada “tranquila” a pesar de las particulares circunstacias que vivió todo el país desde las 12:30 horas. “Tivemos hasta menos xente, porque quedaron nas súas casas”, explica y asegura que gracias a los generadores que empezaron a funcionar en el momento del apagón generalizado, la actividad pudo continuar con normalidad, aunque la incertidumbre también se apoderó de algunos pacientes que preguntaban qué sucedía. Otro de los principales problema de la jornada era la comunicación, “fallaron os teléfonos” explicaba Óscar, pero esto no fue un problema gracias al sistema de comunicación que se establece en este centro médico. “O PAC está localizado, o 061 ten dous sistemas. Aparte do telefónico ten os walkie talkies que comunican directamente coa central, entón ao estar aquí a ambulancia, o 061 estaba comunicado coa central directamente”, explicaba Óscar desde el Ambulatorio de San Roque donde prestó servicio.
La Farmacia Pomares fue uno de los establecimientos que este lunes se mantuvo abierto en su horario habitual, pese a desarrollar la jornada sin luz y con la verja bajada a la mitad. “No pudimos cerrar porque es Sanidad la que nos tiene que dar permiso, y claro, no podíamos contactar ni enterarnos de nada”, explica María Gómez, una de sus farmacéuticas. Desde el negocio afirman que el lunes tuvieron una pequeña aglomeración de gente sobre las doce y media de la mañana, el momento del apagón, pero señalan que durante el resto del día la gente iba a la farmacia con total normalidad, incluso notaron menos afluencia que en un día corriente. “Nos sorprendió lo tranquila que acudía la gente a la farmacia la verdad”, comenta Gómez. Además, explican que salvo personas con receta electrónica –que tenían que asistir al centro médico para que se las hiciesen en papel–, no tuvieron más incidencias destacables, pues la mayoría de los clientes acudieron con dinero en efectivo. No obstante, confiesan que durante la jornada de hoy sí que tuvieron más clientes de lo esperado, señalando que ese era el panorama que imaginaban vivir el lunes.
Aser Prieto, de la Ferretería Sobrino, cuenta que el lunes su tienda se vio envuelta en un ir y venir de gente constante. “Nosotros trabajamos más de los habitual. Tuvimos que cerrar algo más tarde de nuestro horario”, comenta Prieto. Ante el aviso del apagón nacional, todas las personas se movilizaron en busca de linternas, hornillos de gas, generadores y pilas, llegando a aglomerar la tienda en ocasiones. “Las cocinas de camping gas se acabaron y generadores nos quedan pocos”, comenta Prieto. Además, apunta que durante el día de hoy muchas personas continuaban yendo en busca de dichos útiles. “La gente sigue viniendo por la incertidumbre”, dice. Por su parte, desde Electrodomésticos Tendanova-Activa, Mario Vidal comenta que en su caso también se quedaron sin existencias de hornillos de gas y que muchos vecinos acudieron en busca de transistores. Además, manifesta que tuvieron algunos problemas porque varios clientes no disponían de efectivo, además de no poder hacer tickets, por lo que se las apañaron con albaranes manuales. “Esta situación demuestra que somos vulnerables a la tecnología”, finaliza Vidal.
José y Manuel trabajaban en una obra en la avenida da Mariña en el momento en el que Vilagarcía quedó a cero de energía y no recibieron la noticia hasta bien pasada unas hora, ya en el descanso de la comida. Esto se entiende porque en contraposición con muchos otros negocios que se vieron obligados a echar el cierre o pausar su actividad, en su caso al trabajar con camiones en labores de mejora de la zona vivieron una jornada más de trabajo. José contaba también como en su caso no perdió siqueira la cobertura y su teléfono funcionó hasta la mañana del martes que empezó a mostar problema de cobertura. Ambos estaban de acuerdo en que esta situación fue particular, pero en su caso nada alarmante, prestando especial atención al tema del dinero en las tarjetas y los problemas que esto puede generar como se vio en esta situación particular.
Desde el Bar Stocolmo 2.0, Pachi Rodríguez expresa que “aguantamos hasta que las bebidas empezaron a calentarse”, que fue su señal para cerrar el local. Además, pese a no poder hacer café, su clientela habitual se adaptó a la situación y optaron por pedir refrescos. Además, apunta que al no servir comidas en el local, no sufrieron pérdidas de comestibles y también tuvieron la suerte de que sus TPV son inhalámbricas y estaban lo suficiente cargadas, por lo que pudieron aceptar cobros con tarjeta. Comenta que sabe de locales que precisaron de generadores, pero le consta también que la mayoría de los establecimientos tuvieron las terrazas llenas y que, dentro de lo que cabe, pasaron la tarde sin incidencias. Por otro lado, desde la Panadería Lourido, Andrea Vidal manifiesta que al no abrir los lunes, apenas tuvieron incidentes. Sin embargo, el regreso de la luz a las tres de la mañana en Vilagarcía, ocasionó que hoy se demorase el reparto del pan.
Coral vive en una parroquia de Valga y sus circunstancias personales convirtieron esta situación en una pesadilla. “La verdad lo pasé fatal” cuenta la valguesa que asegura haber vivido una jornada de mucha angustia. “Por encima se me rompió el móvil, estábamos sin línea, sin luz y yo además no tengo ventanas atrás en casa”. Coral también destacó la situación de personas con situaciones económicas complicadas y como se vieron obligadas a pasar por horas de angustia al ver como los alimentos perecederos se podrían estropear por falta de frío en neveras y congeladores. Por su parte, su amiga Marina, de Vilagarcía, explica como su situación particular estuvo marcada por sus cuatro hijos, “los llevé para la playa, porque dónde iba”. Ambas aseguran que fueron horas complicadas porque sus circunstancias personas y la lejanía de sus familias -en el caso de Coral- agravaba aún más esta incertidumbre en un pueblo que asegura estaba “alteradísimo”.
José Ángel es vecino de Sisán (Ribadumia) y asegura que vivió con total normalidad estas horas de apagón. “Moito que contar non hai”, dice y añade que “por un día non o notas moito” y que para ellos no supuso mayor problema al vivir en la aldea. Tanto así que José Ángel se tomó el día con mucho humor, incluso cuando cayó la noche y se vieron obligados a recurrir a la luz de las velas como tantas otras residencias más. En su caso aprovechó la ocasión para celebrar “unha cena romántica” en compañía de su mujer. Este vecino de Ribadumia explica que ni siquiera tuvo que correr al supermercado, “a compra fíxoa a muller pola mañá”, cuenta y explica que utilizó la radio del coche cuando los móviles dejaron de funcionar, para saber un poco lo que estaba pasando, ya que la radio que guardaban en su casa funcionaba por corriente y no por pilas. “As primeiras horas supemos todo polo móvil e despóis xa pola radio no coche,”. A pesar de la calma y la tranquilidad de José Ángel, el de Sisán si confesó haber pasado miedo al conocer el impacto de la situación. “Cando te enteras que foi en toda España xa che da algo de medo, esto non é normal”.