La factoría número 1 de la empresa conservera Frinsa, ubicada en el polígono industrial de Xarás, en Ribeira, fue escenario de un suceso que pudo haberse convertido en una tragedia en varios aspectos, tanto personal como medioambiental, principalmente, pero finalmente, y gracias a la respuesta de la propia compañía se quedó en algo más que un buen susto. Fue en torno a las doce menos veinte de la noche del martes, cuando en el 112 Galicia se recibió un aviso de un accidente laboral como consecuencia del reventón de un depósito de fibra con 40.000 litros de aceite de oliva comestible, que se derramaron.
En su trayectoria, la fuerza con la que salió desprendido ese vertido oleaginoso se llevó por delante a un trabajador, J.V.L., de 40 años, al que arrastró bastantes metros y que se golpeó en varias partes de su cuerpo contra lo que fue tropezando, hasta que lo rescató un compañero que, pese a embadurnarse también de aceite, se convirtió en “su ángel de la guarda”, tal y como lo describió una empleada de la empresa. La víctima presentaba traumatismos, sobre todo en un costado, y también ingirió cierta cantidad de aceite.
Hasta el lugar se movilizó una ambulancia de Soporte Vital Básico de Urxencias Sanitarias de Galicia-061 con base en Ribeira, cuyo personal técnico de emergencias sanitarias, junto con el equipo médico del PAC ribeirense, le prestó una primera asistencia antes de trasladarlo al Hospital do Barbanza, en donde se recupera y su evolución es positiva.
Nada más ser avisado de lo ocurrido, el máximo responsable de la empresa, Jorge Carregal, se presentó en el lugar y, cuando empezaron a decirle cómo estaba la situación del derrame, su reacción fue preguntar por el estado del trabajador herido y, junto con un encargado, se dirigió al hospital comarcal, donde permaneció casi una hora interesándose por él hasta que le dijeron que su evolución era satisfactoria y regresó a la fábrica para seguir todo el operativo de emergencias. La Policía Nacional investiga todo lo relacionado con el accidente laboral.
Responsables del amplio operativo de emergencias desplegado en el lugar, a donde acudieron, además de la ambulancia del 061 con el equipo médico del PAC de Ribeira y agentes de la comisaría del CNP, las dotaciones de guardia de los parques comarcales de Bomberos de Ribeira y Boiro, efectivos del GAEM y de la Policías Local, coincidieron en destacar la “actuación impecable” por parte de la empresa y sus técnicos, que pusieron en marcha diferentes actuaciones que hicieron que quedase en casi nada lo que, inicialmente, se pensaba que podría haber sido una tragedia.
La mayor parte del aceite de oliva del depósito se derramó por el interior del recinto de la fábrica, pudiendo contenerse con medios propios, mediante el uso de bombas de achique y una balsa o dique de contención, entre otras medidas, y posteriormente, en la mañana de ayer se llevó a cabo el trasbase de ese aceite a un camión cisterna para retirarlo y transportarlo a un lugar en el que pueda recibir el tratamiento adecuado.
La mayor parte del vertido de aceite acabó dentro de la factoría y sólo una pequeña parte salió a la calle, pero se logró contener con tierra
Sólo una parte pequeña del derrame de aceite de oliva comestible salió al exterior, extendiéndose por todo el ancho de un tramo de unos 40 metros de la calle. Ahí fue donde se centraron buena parte de las actuaciones con el objetivo de que el vertido no alcanzase la red principal de alcantarillado del parque empresarial ribeirense y que lo arrastrase hasta la dársena de la ciudad, lo cual podría tener consecuencias más graves, pero se evitó.
También se optó por taponar las rejillas de recogida de aguas pluviales para que el vertido no accediera a sus conducciones y acabase en la Ría arousana. Finalmente, la afección a la red de saneamiento y de recogida de pluviales, fue mínima, según le indicaron desde Viaqua a los servicios de emergencias.
Responsables y técnicos de Frinsa, que evitaron hacer declaraciones sobre el suceso, estuvieron barajando diversas opciones para eliminar ese vertido de la vía pública, como fue el uso de sosa, que se descartó ya que los equipos de emergencias advirtieron que podría tener efectos contaminantes. También se probó con la aplicación de un poco de sepiolita en una alcantarilla, pero no surtió el efecto deseado.
Por ello, y teniendo en cuenta que la empresa está realizando unos movimientos de tierra para una obra en Palmeira, se solicitaron los servicios de la empresa Andrés de Frións para que cargase en sus camiones los áridos de esa zona para luego, en torno a las dos de la madrugada, esparcirlos por la calle asfaltada. Así se logró frenar temporalmente el avance del vertido de aceite, pues en la mañana de ayer, en torno a las 12.00 y 14.00 horas se registraron pequeñas fugas de aceite con agua, de las que se alertó y que desde la conservera fueron atajadas con sus propios medios.
Mientras no se cubrió con esa tierra la zona del pavimento sobre la que se habías derramado el aceite de oliva, la Policía Local ribeirense estuvo impidiendo que por ese vial accedieran los vehículos de los trabajadores que entraban o salían de turno en la fábrica -algo que tuvieron que hacer a pie tras aparcar sus coches en otras zonas- y, de ese modo, evitar que pudieran arrastrarlo y esparcirlo con sus ruedas.