El “veranillo de San Miguel” dejó un ambiente estupendo para la celebración de A Torre

El llamado “veranillo” de San Miguel volvió un año más a acompañar a los vecinos de A Torre. Después de las celebraciones en Trabanca Badiña a mediados de semana los de A Torre estaban deseando sacar la artillería para demostrar que –al igual que ocurría antes de la pandemia– son una de las zonas más fiesteras de la capital arousana. Así pues las bombas de palenque ya anunciaron a primera hora de la mañana que ayer el día grande de San Miguel en A Torre. Amaneció soleado y con una temperatura más propia de agosto que de octubre, pero el santo acostumbra a premiar a sus fieles con una buena climatología para que nadie falte a las actividades programadas.

Lo cierto es que si el viernes y el sábado la plaza principal del barrio se llenó de cientos de personas bailando al ritmo de la verbena ayer no iba a ser menos en los actos litúrgicos previstos. La misa solemne fue a las doce del mediodía y –justo a continuación– se celebró la gran procesión que recorrió los lugares de costumbre y visitó (también como marca la tradición) las inmediaciones del Pazo da Golpelleira, ubicado justo a la entrada de A Torre. Cientos de personas participaron en los actos litúrgicos y disfrutaron de la música de pasacalles que puso la banda sonora a la jornada. El ambiente se vivió igual que antes de la pandemia, dado que en A Torre llevan dos años queriendo conmemorar a su santo por todo lo alto. Y lo hicieron.

Por la tarde fueron los niños los grandes protagonistas de la jornada con la gran fiesta infantil que los hizo disfrutar durante horas y que puso el colofón final a una celebración de las más históricas de la localidad.