La propuesta con la que gozaría el deportivismo

REGRESÓ a casa Maurinho –que no Mourinho, quien se puso a sí mismo la cruz cuando el día antes de la semifinal de la Champions entre el Deportivo y el Oporto dijo: “Os veo muy creciditos”–. Y el regreso de Mauro Silva hizo derramar más de una lágrima recordando lo que fue para el equipo y lo que le dio al equipo. Físicamente no se encuentra como hace 25 años –en el verano se cumplió ya un cuarto de siglo de su fichaje– y no está para jugar mañana mismo en San Mamés, pero si aprovechando la emoción de haber inaugurado la calle que lleva su nombre alguien le echase una llorada... Igual el lunes iniciaba un plan intensivo de recuperación en Abegondo. Falta facía. Y si no, si no se ve con fueras para volver al terreno de juego, tampoco sería mala idea ofrecerle un despacho donde trabajara para el club, que de eso, ahora que es un hombre de negocios y federativo, también sabe un rato. Que en el Deportivo a nadie se le ha ocurrido... ¡Vaya!, qué raro un despiste blanquiazul.

 

 

La propuesta con la que gozaría el deportivismo

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