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sábado | 27 abril | 2024
Los montes de O Salnés y Ulla Umia no fueron ajenos a la ola de incendios que sacude Galicia desde ayer. Los fuegos más gordos se originaron en Saiar y en Armenteira, con varios focos diferentes. La extinción se vio complicada no solo por el viento, sino también por la falta de personal
Sobre las ocho y cuarto de la tarde, Protección Civil de Caldas daba la voz de alarma. Un incendio de dimensiones considerables se extendía en las inmediaciones del campo de fútbol de Saiar. La agrupación de voluntarios enseguida se vio obligada a pedir ayuda a otros municipios, debido a la falta de personal de la Xunta en los montes. Sin embargo, la respuesta se complicó ya que los efectivos de la comarca fueron enviados a colaborar en la extinción de los fuegos que se declararon en la zona sur de Pontevedra.
Personal voluntario
Frente a este problema, se impuso la solidaridad. Un ejemplo son los Bomberos de Vilagarcía, que acudieron voluntarios al parque, pese a estar en huelga, y se pusieron a disposición del servicio de emergencias del 112 Galicia con los vehículos más antiguos, ya que los nuevos se encontraban en Pazos de Borbén y en Baiona.
A Caldas acudieron efectivos de Protección Civil de Vilagarcía, Vilanova de Arousa y Emerxencias de Sanxenxo, que también se desplazó al incendio declarado entre Meis y Meaño.
Autovía cortada
El humo cubrió la comarca y las llamas en Xiabre podían verse desde casi cualquier punto. El fuego en Saiar se originó en la parte alta del monte y el viento lo fue bajando hasta la zona más próxima al campo de fútbol y luego hacia Catoira. Sobre las diez de la noche, las ráfagas soplaban ya con bastante intensidad, debido a los efectos de la tormenta tropical Ophelia.
A mayores, por precaución se procedió a cortar la Autovía do Salnés y la Policía Local de Vilagarcía pidió a los ciudadanos que no se aproximaran al monte.
En Armenteira (Meis) el fuego se originó en Fofán, en la frontera con Cobas (Meaño), y se extendió con rapidez hacia Cabeza de Boi.
Ambos fuegos amenazaron núcleos de viviendas, si bien el que se encontraba más cerca de las casas, al cierre de esta edición, era el de Armenteira, con llamas que llegaron al pie de algunos galpones y viviendas.
El fuerte viento hacía que cenizas y restos ardiendo se esparciesen por el monte y cruzara viales, complicando todavía más la labores de los efectivos, entre los que se contaban dotaciones de bomberos, Protección Civil de Meis, Seprona, Guardia Civil y Policía, apoyados por la labor de residentes que, para salvar sus propiedades y la de sus vecinos, llegaron a formar cadenas humanas con cubos y a hacer uso de mangueras domésticas. l
