Las muestras de solidaridad con la familia y los amigos de Candela y Amaia, las niñas asesinadas por su padre se suceden en toda Galicia y, sobre todo, en los lugares donde más se ha sentido este trágico suceso. Si el viernes una multitud marchaba en silencio en Moraña, ayer le ha tocado el turno a los vecinos de Caldas de Reis, que también sienten como suya esta dolorosa pérdida.
La marcha partió de las inmediaciones de la iglesia parroquial con un silencio que mostraba bien a las claras el respeto hacia unas víctimas que nunca lo tenían que haber sido.
Los convocantes repartieron globos azules con los nombres de las pequeñas que al término de la marcha lanzaron al cielo, al tiempo que otros encendían velas blancas y depositaban flores en la zona en la que el presunto parricida se negaba a hablar de la tragedia ante las autoridades judiciales.
En medio de los emocionados aplausos, los asistentes clamaban para que los niños no se conviertan en las víctimas de cualquier disputa familiar.
Los vecinos de Caldas de Reis se han volcado desde el primer instante con las víctimas y la marcha simbólica de ayer tan solo ha servido para escenificar el sentimiento de todo un pueblo.
La emoción, al igual que ocurrió en concentraciones anteriores, estuvo a flor de piel, sucediéndose los abrazos, las lágrimas contenidas y los pañuelos de quienes no puedieron aguantar y se vieron superados por una emoción que se palpaba en el ambiente.