SANXENXO - Fallece el párroco de Sanxenxo, que será enterrado en el Templo que él promovió

SANXENXO - Fallece el párroco de Sanxenxo, que será enterrado en el Templo que él promovió
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Sanxenxo perdió ayer a uno de sus párrocos más emblemáticos. Don Ramón Somoza Castro fallecía a media mañana, a sus 95 años de edad, y el Nuevo Templo se preparaba para acoger un primer funeral vespertino, y el correspondiente velatorio. Hoy los actos fúnebres continuarán también en el Nuevo Templo, a las 12 de la mañana, con el entierro del anciano párroco en una cripta habilitada especialmente para él y que necesitó la autorización expresa de la Iglesia.
Y será precisamente el arzobispo de Santiago quien esta mañana presida las exequias fúnebres de un hombre que llegó a Sanxenxo en 1955 y en pocos meses se integró en la vida de la localidad, implicándose desde el primer momento en el que sería el mayor proyecto de su vida: La construcción de un templo en el que ahora tendrá descanso eterno.
Samuel García Tacón, actual párroco de Sanxenxo y persona encargada de sus cuidados hasta el último día, define a Ramón Somoza como un visionario, “un hombre de futuro”. Y es que a los pocos meses de asentarse en Sanxenxo Ramón Somoza se dio cuenta de que la pequeña iglesia situada en las proximidades del puerto era insuficiente para acoger a toda la población que, ya en los años 60, se desplazaba a Sanxenxo durante el verano. “El turismo fue creciendo, pero él lo intuyó antes que nadie y se empezó en construir un templo que muchos no entendían que fuese necesario, pero que tiene capacidad para 800 personas”, recuerda con cariño Samuel García.
Ramón Somoza constituyó una Comisión Pro Nuevo Templo, en la que integró a la élite veraniega, y se rodeó de personas con alta capacidad económica para financiar una obra faraónica para aquellos tiempos.
Su primer paso fue la adquisición del solar. El actor Manolo Morán, que tenía un chalet en el Mirador, se lo cedió por 280.000 pesetas, perdiendo 50.000 sobre el precio al que lo había adquirido. Así lo hace constar Ramón Somoza en una de las hojas parroquiales editadas en mayo de 1967 y que conserva Victoriano Otero en su archivo. Periódicamente, el párroco utilizaba este soporte para facilitar cada donativo y aportación, particulares o de colectivos, así como la recaudación en las misas, para la construcción del ambicioso templo, permitiendo así que los feligreses realizasen una fiscalización del trabajo.
“Dedicó toda su vida, sus ahorros y sus bienes privativos a la construcción de un templo que necesitó un amplio presupuesto”, relata Victoriano Otero, que cuenta con una densa biografía del párroco.
Y según su documentación el Club Náutico de Sanxenxo tuvo un papel relevante en la financiación de la nueva iglesia. Y es que al parecer, Ramón Somoza, que no destacaba precisamente por sus extensas relaciones sociales, sí sabía captar la atención de las personas adineradas haciéndolas colaboradoras de su gran proyecto para Sanxenxo.
Él mismo dirigía periódicamente cartas a los socios del Náutico, ninguno de ellos vecino de Sanxenxo, pidiéndoles colaboración. Y los donativos llegaban, de forma individual, con misas organizadas por el Club y en las que se recaudaba para el Templo e incluso a través de campeonatos de pesca deportiva en los que las capturas se subastaban para luego donar el dinero a la Iglesia.
Los veraneantes “recién llegados” tampoco se le escapaban. “Cuando llegó a Sanxenxo el propietario de la editorial Anaya, don Ramón fue a visitarle y consiguió que le financiase una imagen de la Virgen del Carmen valorada en más de seis millones de pesetas”, recuerda Victoriano Otero.
Catorce años, desde 1964 hasta 1980, invirtió el párroco en dar forma a un templo de diseño innovador y muy voluminoso, que pronto se convertiría en un referente de arquitectura religiosa.
Luego afrontó el reto de su “amueblamiento” interior. Y optó por la austeridad, la misma que Samuel García asegura que aplicó el cura a su propia vida. “Era un hombre ahorrador, que se encargaba él mismo de lavar su propia ropa y de hacer sus tareas domésticas; era una persona sobria y sencilla”. Pero estas no son las únicas virtudes que el sacerdote destaca de su antecesor. “Don Ramón era un ejemplo de honradez. Era un hombre de una gran cultura, solo es preciso ver su densa biblioteca, pero yo además, que he convivido muy de cerca con él, fui testigo de su voracidad literaria”.
Samuel García destaca la preocupación del párroco fallecido por la cultura y la educación y su obstinación por facilitar a los jóvenes un acceso a la formación.
Su vinculación humana con Sanxenxo tuvo un reconocimiento especial en el año 2005, coincidiendo con las Bodas de Oro del sacerdote en Sanxenxo. Ramón Somozas fue entonces objeto de un gran homenaje popular encabezado por el entonces alcalde Telmo Martín, y en el que el párroco recibió el cariño y el agradecimiento de sus feligreses. “Él se merecía eso y mucho más”, recuerda Samuel García, que añade que Ramón Somozas falleció en la mañana de ayer “sin apenas dolor”, fruto de una pequeña complicación de salud incompatible con el deterioro producido por la edad.
Apenas tenía familia, y el párroco agotó sus días en Sanxenxo, en un apartamento propiedad de la Iglesia situado frente al Nuevo Templo, “con todas las atenciones, el cariño y la dulzura que él se merecía como compensación a lo mucho que dio a los demás”. n

SANXENXO - Fallece el párroco de Sanxenxo, que será enterrado en el Templo que él promovió

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