Va por usted, señor Suso

Va por usted, señor Suso

La Banda Cultural ha cumplido tres décadas y ayer quiso dar un homenaje a su “alma mater”, Jesús Nogueira, o señor Suso, como le llaman sus componentes e incluso los que ya no están entre sus filas pero aún se sienten parte. La iniciativa partió precisamente de estos nostálgicos y la idea inicial de la típica cena de confraternidad acabó convertida en un completo evento en su honor.
La historia de la agrupación se remonta a 1982, con la escisión de la banda del pueblo en la Municipal y la Cultural, cuya dirección asumió Nogueira, que todavía hoy lleva la batuta. Había acabado la mili y eran años difíciles pero la música alimenta el alma y no podía dejar de sonar ni en el peor de los escenarios. Fue y sigue siendo como un padre para aquellos que pasan por la banda. “Los padres y los excomponentes cuentan que el señor Suso era quien les cuidaba fuera de casa”. Y además, era el que veía en ellos sus posibilidades. “Siempre dice que para ‘a música non hai ningún neno burro’. Si alguien no valía para un instrumento le hacía probar con otro y así hasta encontrar el suyo. Esa mentalidad de buscar alternativas no existe hoy en día”, reconocía ayer su hijo, Jesús Nogueira, quien dirige la Banda de Música de Vilagarcía.
Pero su gran mérito era su capacidad para enseñar a tocar todos los instrumentos sin formación profesional, aunque tenía la experiencia de hacer sonar su saxofón y ya su padre, también Jesús de nombre, dirigió la banda cuando Moncho Santorum tuvo que dejarla para embarcarse. De hecho, ambos también fueron nombrados en el homenaje de ayer que comenzó en Villamayor (Caleiro), en la casa matriz de los Nogueira, de donde antiguamente salían los pasacalles de la banda. El homenajeado llegó sin saber lo que le esperaba: la banda con casi 100 músicos y entre ellos, niños que pasaron por el grupo en estos 30 años de historia, ya convertidos en hombres y mujeres y algunos, sin práctica ya pero con mucha ilusión. De hecho, contaba Nogueira hijo el caso de una vilanovesa que llegó al primer ensayo con el clarinete lleno de musgo pero se negó a cambiarlo. “No os preocupéis que lo limpiaré y preparé pero yo toco con él, nos dijo”.
La imagen emocionó al fundador pero el programa tenía que continuar y, una vez más, le dieron la batuta para que guiara a la banda en un pasacalles hasta el Ayuntamiento donde la Corporación municipal celebró una recepción oficial. Después, la comitiva se dirigió a la iglesia parroquial y de allí, a otro lugar emblemático de la Cultural de Vilanova: la plaza de A Pastoriza, escenario de miles de ensayos.
El culmen de la jornada llegó con un gran concierto en el Xardín Umbrío que empezó con el pase de unas 500 fotografías sobre diferentes momentos de la agrupación en estas tres décadas y que continuó con un repertorio al gusto de Nogueira, es decir, de bailables. Así, en la tarde vilanovesa sonaron piezas como Agua del pozo, Qué rico el mambo u otras, como Cantigas de Camariñas; y entre tema y tema se proyectaban vídeos donde padres, alumnos, excompomentes o amantes de la música contaban anécdotas y deseaban lo mejor a la banda y a su fundador. No faltó una entrega de obsequios pero el mejor regalo para el director fue, sin duda, el cariño recibido. La gente demostró con una multitudinaria asistencia que quiere al señor Suso, quien vive la música con tal pasión que su hijo ha llegado a decir: “Creo que morirá dirigiendo”.

Va por usted, señor Suso

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