Erich Moledo Troncoso, un vecino de la parroquia vilagarciana de Bamio, fallecía ayer tras sufrir un accidente al precipitarse por una zona acantilada mientras practicaba barranquismo en O Ézaro, municipio de Dumbría. Según han informado fuentes de los servicios de emergencias el suceso tuvo lugar al filo de la una de la tarde cuando el joven estaba en compañía de otros tres amigos, también de Vilagarcía, realizando este deporte de riesgo. Según ha trascendido los jóvenes se encontraban en la parte más alta de la cascada, en la zona de las pozas que hay entre el embalse de Santa Uxía y O Ézaro. De hecho es este un lugar al que suelen acudir deportistas a bajar el acantilado por medio de cuerdas.
La investigación sobre lo que le ocurrió a Erich Moledo Troncoso sigue abierta, dado que al cierre de esta edición los servicios de rescate y de emergencias todavía estaban intentando localizar el cuerpo. Según las primeras pesquisas apuntan a que el de Bamio hacía barranquismo por libre, un deporte que ya habría practicado en otras ocasiones, y que podría haber sufrido un desvanecimiento o un ataque de pánico. Según los primeros datos a los que ha podido acceder este periódico Erich se habría agarrado, sin éxito, a uno de sus compañeros, pero finalmente se cayó en una de las pozas que existen en la base de los acantilados.
Fueron sus acompañantes los encargados de dar la voz de alarma al 112 que movilizó de inmediato a los bomberos de Cee, a los socorristas del entorno de O Ézaro, a la Guardia Civil y a una ambulancia asistencial.
Las labores de rescate fueron muy complicadas, dado que la poza en la que habría caído el cuerpo se encuentra en un lugar prácticamente inaccesible.
Lo que se hizo en un primer momento fue reducir el caudal del río cerrando las compuertas del embalse. Sin embargo, no fue suficiente. Las compuertas del embalse complicaban las tareas de localización del vilagarciano cuya búsqueda se prolongó durante horas.
La caída de la tarde y el hecho de que debido al temporal oscureciese antes de lo habitual dificultó aún más las tareas. Fue pasadas las siete y media de la tarde cuando llegaron al lugar buzos del Grupo Especial de Actividades Subacuáticas (GEAS) de la Guardia Civil. Fueron ellos los que lograron localizar el cuerpo sin vida del joven, pero sacarlo se convertía en una tarea muy complicada al ser una zona árida y de difícil acceso.
El operativo de rescate, que todavía seguía activo al cierre de esta edición, fue seguido por numerosos vecinos y curiosos que se mostraban consternados por lo sucedido.
El lugar del siniestro es un tramo de kilómetro y medio de pozas en el que la práctica del barranquismo era más habitual antes de la liberación del caudal ecológico del río.
De hecho ahora, y según fuentes de la zona, era un lugar solo apto para especialistas.