El cuerpo sin vida del santiagués Jesús María López Gromaz, de 50 años, fue localizado en extrañas circunstancia en torno a las siete de la tarde de ayer en la sierra de Boiro, después de que su familia denunciase horas antes su desaparición en el cuartel de la Guardia Civil de dicha localidad. El hombre, que daba clases de biología en el colegio de Arca y que también impartió clases en un instituto de Riveira, había salido de su vivienda en el centro de Compostela a las tres de la tarde del domingo, aprovechando que hacía una tarde agradable, para practicar una de sus grandes aficiones: el senderismo.
Debido a que a las diez de la noche aún no había regresado a la casa de su madre en la capital gallega, desde allí empezaron a llamar a otros familiares para tratar de encontrarlo. Aunque no había dicho hacia donde se dirigía, todos sospecharon que había acudido hasta el citado municipio barbanzano, pues era algo que frecuentaba hacer. Su localización no parecía nada fácil, pues este santiagués no frecuentaba llevar el teléfono móvil consigo. De hecho, algún familia incluso llegó a indicar que la búsqueda no parecía nada fácil.
Fue su hermano Miguel, que trabaja de veterinario en Boiro, el que inició el rastreo por este municipio. Horas después, fue él quien localizó en un lugar llamado A Revoltina el coche, un Seat Ibiza con placas de matrícula 9836-GMG, que estaba cerrado con llave y bien aparcado al lado de la pista que atraviesa Mosquete y As Escobias. Esa circunstancia fue la que les hizo pensar que había acudido a recorrer la ruta de senderismo del Castelo de Vitres. Buena parte de los esfuerzos se concentraron en ese entorno.
Familiares y amigos estuvieron buscando durante toda la noche por ese entorno e incluso llegaron hasta el final de dicho sendero, pero ese rastreo no dio frutos. También se comunicó su desaparición a la Guardia Civil que, junto con el servicio municipal de Protección Civil boirense, montaron un dispositivo de búsqueda. Incluso, a partir de las cuatro de la tarde se sumaron una unidad canina de la Benemérita procedente de Ourense, y varios efectivos del Servicio de Intervención Rápida (SIR).
Los perros de la Guardia Civil iniciaron el rastreo de la persona desaparecida después de que le dieran a oler varias prendas, una de ellas era una cazadora que estaba dentro del coche y luego otra que los agentes del instituto armado colocaron a propósito en las proximidades. Según indicaron algunas fuentes, con el transcurso de las horas se amplió la zona de búsqueda, aunque parece ser que el cadáver apareció en una zona que no se encontraba demasiado lejos del vehículo. La Guardia Civil custodió la zona hasta la llegada del forense, que ordenó el levantamiento del cadáver y su traslado al Hospital Provincial de Conxo para practicarle la autopsia, que determine la causa de la muerte.