Los padres que, ayer por la mañana, disfrutaban de unas horas de sol en el parque infantil de Miguel Hernández se llevaron un buen susto cuando, de repente, uno de los pequeños descubrió enterrada entre la gravilla del suelo una jeringuilla usada. La alarma saltó al instante.
La jeringuilla, con la aguja puesta, fue encontrada en la zona del parque destinada a los niños más pequeños (de 0 a 3 años) y, en cuanto fue descubierta, los padres alarmados se dispusieron a sacar a sus pequeños del recinto. Una de las madres apuntaba a que “mi hija acostumbra a meterse cualquier cosa en la boca, incluso la arena, y por eso cuando vi la jeringuilla lo primero que pensé fue en sacarla inmediatamente de ahí”. Incide además en que “la encontramos justo detrás de los columpios, un lugar en el que los niños están mucho”.
Los padres denunciaron los hechos ante la Policía Local
Los padres que se encontraban aquel momento en el Miguel Hernández reaccionaron lo mejor que pudieron. Uno de ellos retiró de inmediato la jeringuilla de la zona de juegos y la depositó en una de las papeleras más próximas al lugar. En el entorno se creó un gran revuelo y fueron la mayoría los padres que decidieron sacar a los pequeños del lugar ante el temor de que hubiese otra aguja escondida en alguna otra parte.
Los padres denunciaron los hechos en la oficina de la Policía Local que se comprometió a acudir al lugar.
“Por la tarde volvimos de nuevo al parque para ver si habían retirado ya la jeringuilla de la papelera, pero por encima había botellas de litrona y ya no vimos nada”, advierte una madre. En esta misma línea dice que “no es que esto sea algo puntual, sino que es muy habitual ver cartones de vino vacíos por allí tirados, así como colillas, escupitajos y demás. Eso, en un parque de bebés, no puede permitirse”.
Por la tarde incluso fue la propia Policía Nacional la que acudió hasta el entorno para hablar con un grupo de drogodependientes que, según los testigos, son los que habitualmente utilizan esta zona de juegos como punto de encuentro.
Los padres se mostraban alarmados al entender que los niños pequeños pueden infectarse fácilmente si cogen una de estas jeringuillas en sus manos. “Si es un niño un poco más grande pues sabe perfectamente lo que tiene que tocar o no, pero un bebé de 0 a 3 años no es consciente de nada de esto”, advertía una madre.
Lo que está claro es que muchos de ellos ya han decidido no volver a este parque en concreto, del que consideran que está en muy “mal estado de conservación” a nivel de limpieza y, como no, también de la vigilancia de la zona. Además entienden que debería haber un mayor control de seguridad en las zonas infantiles porque los niños son totalmente indefensos.