Padres al borde de la psicosis. Eso es lo que ha generado hasta este momento, y parece que lo seguirá haciendo, el misterioso caso de la desaparición en A Pobra y en extrañas circunstancias de la madrileña Diana María Quer López-Pinel, de 18 años. El hecho de que no transcienda de manera oficial detalle alguno de la investigación por haberse decretado el secreto de sumario, unido al hecho de que los padres insistieron con firmeza hasta hace un par de días que, sin descartarse ninguna hipótesis en las pesquisas, la teoría que cobraba más fuerza era la de una retención en contra de su voluntad, provocó que sean muchos padres de dicha localidad barbanzana e incluso de los colindantes, los que expresen su preocupación, que alcanza niveles inusitados.
Tal es así que desde el pasado fin de semana, y lo que ha transcurrido del actual no está siendo una excepción, empezaron a llevar en sus coches y a recoger por ese mismo medio, a sus dos hijas cada vez que salen de sus casas para juntarse con amigas para divertirse durante unas horas, ya sea a la luz del día o durante la noche. El pasado sábado fue muy frecuente ver como llegaban coches particulares al entorno de los jardines Valle-Inclán a última hora de la tarde y a primera de la noche y de ellos descendían chiquillas de diferentes edades, pero sobre todo de 15 a 20 años, y que pasadas unas horas regresaban a ese mismo punto del centro de la villa, en el que las recogían para llevarlas de vuelta a casa. Además, muchos de ellos se están turnando de manera organizada a la hora de llevar a cabo ese tipo de acciones para tratar de garantizar la seguridad de sus niñas y evitar que algún indeseable se pueda amparar en la oscuridad de algún tramo de regreso a casa para hacerles daños o meterlas en un coche y llevárselas.
SALIR TRANQUILOS
Algunos progenitores llegan a hacer uso de la expresión “me estoy acojonando”, que la misma Diana Quer le escribió en un mensaje de whatsapp a un amigo del colegio en Madrid como reacción al llamamiento que un individuo le estaba haciendo al decirle “morena, ven aquí”. En este caso, estos padres respaldan las manifestaciones realizadas en su momento por el padre de la adolescente desaparecida, Juan Carlos Quer, que demandó que sus hijos tienen el derecho a salir de fiesta tranquilos, sin encontrarse con indeseables que acaben con sus ganas de diversión.
Del mismo modo, coinciden con el padre de Diana en que detrás de la desaparición de su hija puede estar la de cualquier otra persona y que por ello están dispuestos a colaborar en lo que haga falta y tomar las medidas con las que tratar de evitar que sus chiquillas sean víctimas de hechos semejantes. Varios padres con los que contactó este periódico indicaron que esta será su forma de actuar desde ahora y que no van a bajar la guardia, pues lo que le pudo suceder a Diana Quer le puede ocurrir a sus hijas en el momento menos esperado.
Por otro lado, Diana López-Pinel, madre de la joven desaparecida, permanece recluida en la vivienda de veraneo en el lugar de Cabío-O Xobre, sin hacer declaraciones -ha dejado en manos de su abogado, Pedro de Bernardo, ese tipo de manifestaciones-, y sigue acompañada y arropada por su hermano y su cuñada, que son los únicos a los que se ha podido ver salir de la casa, al igual que al perro, que unas niñas del vecindario acuden a recogerlo para pasearlo, y luego se lo devuelven.