El acusado: “¿A quién hay matar para que le den a uno un cigarro?”

El acusado: “¿A quién hay matar para que le den a uno un cigarro?”

El Seprona fue la primera unidad en llegar al lugar del crimen. “Los familiares nos pusieron en antecedentes”, explica uno de los agentes que localizó al acusado tras el asesinato de sus dos hijas. Estaba en el baño con la puerta cerrada. “La abrimos y él estaba dentro de la bañera, con las manos dentro del agua que le cubría hasta la mitad de las piernas”, explicó el guardia civil.
El agua estaba ensangrentada y otro agente le dijo que levantase las manos para detenerlo. “No me chilles que te oigo perfectamente”, dijo el parricida de Moraña.
Fue una de las frases que muestran una actitud altiva y desafiante por parte del acusado momentos después del crimen. El agente de la Guardia Civil que lo interrogó en el box del Hospital aseguró que incluso “hizo bromas” durante su declaración.
Ya en el cuartel de Cambados dijo otra de sus frases. “De los calabozos también se sale”, tal y como declaró otro agente de la Guardia Civil, que recuerda perfectamente como al día siguiente, cuando le fue a informar de sus derechos, Oubel tenía “como única preocupación” fumar.
Como no se lo permitieron, llegó a preguntar: “¿A quién hay que matar para que le den a uno un cigarro?”, según explicó uno de los guardia civil que declaró ante la Audiencia, que le ofreció hasta en tres ocasiones un desayuno que el acusado rechazó.
  Las heridas que Oubel se provocó tras matar a sus hijas fueron de escasa consideración, por lo que apenas pasó tiempo en el Hospital. No fue el primer intento de suicidio de David Oubel, según declararon sus familiares. “En abril me dijo que estaba harto de la vida”, aseguró su prima.
Prisión permanente revisable
Tras la declaración del acusado, el fiscal mantiene su petición de prisión permanente revisable para Oubel, que aceptó punto por punto el escrito de acusación del ministerio público.
Un documento en el que se relata que el hombre hizo ingerir a sus hijas, en un primer momento, nordiazepam, oxacepam y tizanidina para adormecerlas, o al menos lograr que estuviesen con un nivel bajo de conciencia.
Lo consiguió con la más pequeña, Amaya, a la que produjo una serie de cortes muy profundos a la altura del cuello con una sierra radial que había ido a comprar unos días antes. Instantes después finalizó la incisión en el cuello con un cuchillo de cocina. La niña murió de inmediato.
Distinto fue el caso de su hija mayor, Candela, a la que no hicieron efecto los medicamentos, por lo que Oubel la ató con una cinta americana. Acto seguido, y según aparece en el relato del fiscal, le produjo varios cortes profundos con la sierra eléctrica, pero la niña logró liberarse con una de sus manos e intentó huir, por lo que hubo un forcejeo tras el cual el acusado finalizó la incisión en el cuello con la sierra eléctrica y un cuchillo, ocasionándole la muerte inmediata. Por estos hechos, el fiscal, además de la prisión permanente, solicita al acusado el pago de 245.000 euros a su exmujer y madre de las niñas en concepto de indemnización, así como una orden de alejamiento. No podrá comunicarse de ningún modo con ella.

“No sé quién es el demente que plantea el atenuante por demencia”

El fiscal, Alejandro Pazos, tiene claro que el argumento de la locura transitoria, que argumentaba la defensa en un primer momento y al que ayer no hizo alusión, no se sostiene. “Es que el atenuante de demencia no sé quién es el demente que lo plantea”, aseguró el representante del ministerio público.
Pazos se mostró relativamente sorprendido por el hecho de que el acusado reconociese, punto por punto, el escrito de Fiscalía, aunque sí apuntó que, tras la declaración de Oubel, “el veredicto está bastante condicionado”.
En cualquier caso, la postura del fiscal no se ve para nada modificada tras la primera sesión del juicio. Para hoy se verán las periciales y después serán las conclusiones. l

 

 

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