Cuando muchos le daban la espalda a Adolfo Suárez, hace 25 años hizo una gira por O Barbanza promocionando el CDS. Mi amigo, el ginecólogo Aran Trillo, me invitó a comer con ellos en Porto do Son y me pusieron en la presidencia, al lado del Expresidente del Gobierno de España. Hablamos ampliamente de política. Ante más de 200 personas dije unas palabras de agradecimiento. “Como todos sabéis soy del PSOE, el líder de mi partido es Felipe González, pero Suárez fue un buen Presidente y puede volver a serlo, lo merece, lo ha ganado a pulso, es de fiar...”. Me dio una tarjeta para vernos cuando fuera a Madrid. Suárez tenía fuertes convicciones democráticas, y las puso en práctica, como quedó demostrado. Buscó el poder para devolver la soberanía al pueblo. El Rey eligió a Suárez, pero Suárez eligió al Rey, y lanzar su imagen desde la TVE. No hay que olvidarse de las maniobras desde El Pardo para hacer Rey a su  primo Alfonso, casado con la nieta de Franco. Se mantuvo demócrata después de dimitir, arriesgando su vida frente a los golpistas del 23-F. Fue elegido por las urnas, y en el Parlamento, pero los llamados demócratas, e intereses varios, banca, iglesia, medios de comunicación, desleales de su partido, hoy en el PP, no quisieron que terminara la legislatura. No dimitió por amenaza del ejército, fue una maniobra para tener esta descafeinada democracia. Suárez no creó puertas giratorias. Cumplió como nadie, capitaneando la transición, con diálogo, buscó consensos por todas partes para dejarnos una Constitución, que sus sucesores desvirtuaron. Los líderes de hoy no son capaces de consensuar una sola ley, demostrando la cortedad de miras, aunque España se hunda. No son justos ni necesarios. Adolfo Suárez era y es la referencia a seguir.