LA moda de hace unos años eran las ferias medievales. El alcalde que no organizaba una en su pueblo, no era nadie. Asentados esos mercadillos, se pasó a la tapa. Cualquier aldea, aunque solo cuente con dos bares, monta su concurso de tapas. También a los grandes chefs de la deconstrucción les ha dado por la tapa, que ellos llaman cocina en miniatura. Entre unos y otros han logrado que la tapa sea una seña de identidad tan española como el Real Madrid o la gitana encima de la tele, hasta el punto de intentar ya que la Unesco la declare Patrimonio Cultural Inmaterial. En algunos bares las ponen tan escasas, que realmente son inmateriales.