“Prefiero [contratar] a una mujer después de los 45 años o antes de los 25 porque, por el medio, ¿qué hacemos con el problema?”. La frase, que ya ha corrido por las redes sociales como la pólvora, la decía hace unos días Mónica Oriol, presidenta del Círculo de Empresarios. El problema, como habrán podido imaginar, es el hecho de quedarse embarazada y tener un hijo, una lacra como otra cualquiera.
En estos días, Oriol ha dicho que, por supuesto, se malinterpretaron sus palabras y que la culpa, cómo no, es de los periodistas, que somos malísimos y que, por si no fuera bastante, en su gran mayoría, somos mujeres de 25 a 45 años. En su descargo he de decir que los titulares o los tuits están, por falta de espacio y por definición, sacados de contexto. Así que, tras ver el vídeo completo, debo decir que no, que nadie sacó sus palabras de contexto, sino que se reprodujeron exactamente tal y como las dijo. Otra cosa es que fuera la más torpe del lugar a la hora de decirlo.
El caso es que Mónica Oriol criticó las políticas de apoyo a la maternidad que, asegura, impiden despedir a una embarazada –cosa que no es cierta porque el despido en España es libre; con indemnización, eso sí, pero libre– y olvidan la productividad de las mujeres a la hora de mantener el puesto de trabajo. Y por eso prefiere contratar a adolescentes o menopáusicas.
Olvida Oriol que, incluso con esas políticas, las más flojas de Europa, en veinte años casi la mitad de los españoles tendrán más de 65 años. No nacen niños y la culpa, a decir de más de uno, también es de las mujeres de 25 a 45 años, que son unas egoístas y prefieren avanzar en su carrera a tener una familia. Ni para ser machistas se ponen de acuerdo.
Menos mal que hay personas, como Ricardo Lop, de Aceros de Hispania, un agricultor reconvertido en empresario de comercio electrónico, que asegura que prefiere, precisamente, contratar a mujeres de 25 a 45 años, debido a su productividad, ya que pocas personas defenderán más su puesto de trabajo que una madre y tienen un sexto sentido para detectar el riesgo en la empresa.
Creo que, sin saberlo, la presidenta del Círculo de Empresarios ha hecho más por la mujer de lo que cree, puesto que la auténtica igualdad se producirá cuando las más torpes lleguen a puestos directivos.