¿El regente o el gerente?

El castellano es tan rico como elástico. Se pueden estirar las palabras hasta límites casi insospechados y jugando con ellas se me ha aparecido la pareja de términos que titula esta carta, y que en Vilagarcía adquiere una nueva dimensión. Me refiero a que un político, cuando llega a desempeñar un cargo de responsabilidad ha de saber diferenciar entre si es el encargado de dirigir un determinado negociado durante un período de tiempo o si exprime ese encargo hasta el extremo y se cree en el derecho de usar su puesto como un cortijo. Ocurre con aquellos que se afanan en imponer su criterio a todo el mundo, aunque en el fondo saben que su criterio no se arregla ni con esparadrapos y tiritas. Creerse el rey, imaginarse por encima del bien y del mal, e interpretar un gobierno como el banco de pruebas de tus caprichos personales está muy bien si acto seguido te despiertas y aparcas el mundo de los sueños hasta la siguiente siesta. Lo malo es cuando tus decisiones afectan a la multitud de gente a la que no le consultas, no vaya a ser que alguien te diga la verdad y te deje en evidencia, ya que lo que crees que es un triunfo absoluto puede ser la mayor de las equivocaciones.
Me refiero a los presupuestos municipales que nadie apoyó porque no eran los idóneos para Vilagarcía. Me refiero también a la ordenanza de terrazas, que no convence ni al gobierno ni a los pocos hosteleros que sí tuvieron voz y voto (imagínense a los que no le han informado ni preguntado…), me refiero a los miles de vecinos que quieren trabajar y desde Ravella no les dejan. ¿Y saben por qué? Porque se ha traspasado esa línea de ser el gerente de un cargo para creerse el regente, por eso pasa.
Dirigir una institución pública es mucho más serio de lo que unos piensan. Los desplantes son el temario del primer día de primero de Política, aunque alguno parece que ha faltado a las clases. Nunca olviden que este regente que nos regenta se negó a realizar el habitual traspaso de poderes porque ya sabía él… no le hacía falta nada… y al final le hizo falta todo. Y ahí aparece en escena lo “bien” que se lleva con todas las administraciones (ya sé que la inmensa mayoría son del PP, y eso le incomoda), pero es que con la Diputación de Pontevedra tampoco es que tengan una relación para tirar cohetes. La presidenta acudió a presentar una exposición a Ravella. Mucho más importante de lo que algunos creyeron (por cierto, que de las cuatro concejalas socialistas, solo estuvo una y de los ocho que son, tan solo tres encontraron hueco en sus agendas… prioridades que se les llama…) A lo que iba, que no hacía falta cuchillo para cortar la tensión ambiental. La expo es sin duda prioritaria para acabar con la lacra de la desigualdad entre géneros y para poner de manifiesto el gravísimo problema social de la violencia machista, o como los denomina Alberto Varela: “esos temas”. Y tan importante es para la Diputación que ha sido lo único que en año y pico ha traído a Vilagarcía la presidenta provincial, además de lo que le correspondía en el reparto ese de fondos que parece mucho, pero que es mucho menos de lo que parece.
Otros, mientras tanto seguimos creyendo en ser gerentes, dirigentes de un grupo. Los grandes equipos que han hecho historia son aquellos que poseen un fuerte banquillo del que poder tirar en los momentos clave del encuentro. Es la otra filosofía, la que se contrapone a los conjuntos moldeados para mayor gloria de la estrella de turno. ¿A quién me refiero? Pues a casi todos. EU se desangra por dentro, el BNG sigue en la UVI y el PSOE parece un monstruo mitológico de varias cabezas, atadas por varias cuerdas, que es más o menos lo que pasa estos días con sus votaciones para las autonómicas.
Cada vez está más claro que Feijóo es la única baza que nos queda a los gallegos para no caer en el abismo. ¿Se acuerdan de aquella negra etapa de bicefalia de Touriño y Quintana?, ¿Han conseguido olvidarla?... nadie lo ha hecho y son muy pocos los que quieren resucitar esos fantasmas.
El PP fue, es y seguirá siendo el gran trasatlántico que nació para gobernar y velar por el bien de los ciudadanos, aquí, en Santiago o en Madrid. Ser el número uno de los partidos obliga a una constante regeneración, a exigirnos más cada día, a reinventarnos, a renovar conceptos. Hay quien no sabe qué significa eso. Cuando quieran podemos dar un máster porque tras muchos años en primera línea, el siguiente reto siempre es el más importante. Quien diga que la política es aburrida es que no conoce la política a fondo. Larga vida a la política.
*Portavoz del grupo municipal del Partido Popular en Vilagarcía

¿El regente o el gerente?

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