No hubo periódico que no se hiciese eco. Urdangarín –presunto caco Bonifacio Dos, pues el uno está en La Coruña– entabló negociaciones con el fiscal de su caso en busca de un pacto para eludir el juicio, lo cual demuestra, en principio, que admite determinada culpabilidad y se huele que puedan “enchironarle”. El coitado aceptaría declararse culpable a cambio de una pena que le exonere de la cárcel.
Su exsocio Diego Torres admite, por su parte, una condena de cuatro años (que implica cárcel), siempre y cuando se esposa queda exenta de cualquier tipo de responsabilidad. Como es fácil comprobar, aquí cada cual arrima el ascua a su sardina. Pero el fiscal, muy en su sitio, ha contestado a los abogados de esos dos “limpios de corazón” que no acepta pactos sin ingreso en prisión y sin que devuelvan lo sustraído. ¡Bien hecho!: “dura lex, sed lex”. Eso: la ley es dura pero es ley.
Hasta el más lerdo diría que un pacto del fiscal con Urdangarín escandalizaría a la opinión pública. Cierto que la ley contempla la figura de un pacto de conformidad, pero no es aplicable en este caso, toda vez que la credibilidad del sistema quedaría en entredicho. El pueblo podría insinuar tal hipotético acuerdo a una especie de “enjuague” que tocaría directamente a la familia real y creemos que “no está la Magdalena para tafetanes”. Es necesario que se celebre el juicio, toda vez que si no se celebra, una gran parte de la trama Urdangarín-Torres, en relación con el Instituto Nóos, quedaría oculta en cuanto a operatividad. Y en este caso concreto son necesarios luz y taquígrafos, amén de que será más que probable y de todo punto sensacional un careo entre Iñaki y Diego, ayer amiguitos del alma y hoy, ambos investidos de un odio sarraceno.
A los dos se les acusa de haber creado una fundación sin ánimo de lucro, que en realidad estuvo destinada a desviar fondos públicos, contando con la preeminente posición de los duques. Y si ello se demuestra, habrá que aplicar lo que marque la ley. A un pobre gallego le han propinado un año de cárcel por robar un jamón. Ergo…