Han sido muchos y variados los factores que han influido en lo que, de forma más o menos coloquial, se denomina \“feísmo urbanístico\”. Lo que para muchos es una simple fórmula de crecimiento irracional de las zonas urbanas y rurales gallegas (y por ende también arousanas) para otros es una evidencia más que clara de que las administraciones (tanto locales como autonómicas) deben actuar de inmediato en este fenómeno. Y es que no se necesita más que dar un paseo por la capital arousana para comprobar que Vilagarcía está bastante lejos de ser \“la perla de Arousa\” de la que tanto presume a nivel turístico. El arquitecto rianxeiro Carlos Fernández Coto ha sido el impulsor de una petición vía Change.org mediante la cual solicita que, aprovechando que el Parlamento de Galicia tramita una nueva Lei do Solo, es el momento de \“incorporar unha normativa contra o maltrato do territorio e da paisaxe, canibalismo urbanístico ou feísmo\”.
Y es que los trabajos a pie de campo realizados por Fernández Coto demuestran, con imágenes, lo que él lleva denunciando desde hace tiempo con palabras. \“Hai auténticas chapuzas que veñen motivadas por diferentes factores, pero o que está claro é que asistimos a un deterioro progresivo da nosa contorna, intervindo no territorio sen nos preocupar pola repercusión dos nosos actos sobre el, con actuacións caóticas e desprezables\”, matiza.
rural y urbano
Lo cierto es que en el caso concreto de Vilagarcía, una ciudad que ronda los 40.000 habitantes y que aspira a ser uno de los núcleos turísticos más importantes de las Rías Baixas, sus edificaciones no se escapan al canibalismo denunciado por Fernández Coto.
Desde Castroagudín, pasando por Sobradelo, siguiendo por Vilaxoán o Carril y, como no, sin olvidarse del centro propiamente urbano, son muchas las edificaciones que bien están sin terminar, que poseen estructuras nada acordes con el entorno o que, simplemente, se han añadido a otras ya existentes sin ningún tipo de control. \“Ás veces ves unha casa tradicional, das de sempre, á que lle poñen un galpón ao lado que destrúe totalmente a paisaxe\”, señala el arquitecto.
Son muchos los factores que argumentan los expertos para interpretar por qué se han dado estos casos de feísmo y por qué se siguen repitiendo año tras año. \“A primeira das cuestións é puramente cultural. A xente daquí ten un amor pola arquitectura tradicional que noutras latitudes non existe e nótase no coidado que lle dan ao lugar donde viven\”, admite. Además, señala que esta zona de Galicia \“tamén se ve afectada polos fluxos migratorios que favoreceron a mestura de culturas arquitectónicas\”. Y es que no hay que irse muy lejos para comprobar auténticos atentados visuales. Es el ejemplo de la zona de O Castro, en Vilagarcía, cuna de la capital arousana y que en estos momentos se encuentra en un absoluto estado de abandono. En su día también se denunciaron atrocidades urbanísticas como la de la ejecución del edificio Lara (en la Praza de Galicia) o los altísimos inmuebles construidos a lo largo y ancho de la playa de A Concha-Compostela.
Los desmanes también se han dejado notar en el rural donde la crisis económica ha dejado muchas casas a medio hacer o totalmente parcheadas. \“É complicado para un alcalde dicirlle aos veciños que non poden actuar dunha ou doutra forma porque se sabe que iso conleva réditos electorais\”, apuntan desde la plataforma contra el Canibalismo urbanístico. Sin embargo son ellos mismos los que proponen medidas como la utilización de los Obradoiros de Emprego para atajar este tipo de desmanes. Una buena fórmula que serviría, al mismo tiempo como elemento de formación para aquellos que aspiren a ello, para repercutir en beneficio de los vecinos.
Vilagarcía no es un caso extraño en cuanto a feísmo en la Ría de Arousa y comarca de O Salnés, sino que el canibalismo urbanístico llega a otros puntos como O Grove y Sanxenxo de forma especialmente preocupante. Y es que el empuje del turismo ha llevado a, especialmente las localidades costeras, a dejar a un lado la sostenibilidad y a apostar por el crecimiento sin medir sus consecuencias. n