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viernes | 19 abril | 2024
Las carreteras arousanas cuentan con más de noventa kilómetros por los que, anualmente, pasan más de tres millones de vehículos. Así se deduce de la relación de tramos afectados por el Plan contra a contaminación acústica de estradas de Galicia, que pone en marcha la Axencia Galega de Infraestruturas, dependiente de la Xunta.
La mayor parte de las carreteras afectadas se encuentran en O Salnés, aunque también hay diez kilómetros que atraviesan los municipios barbanzanos de Boiro y Ribeira.
El tramo afectado de mayor tamaño es el de la PO-548 que discurre entre la glorieta de Catoira y la del Puerto, en Vilagarcía. Son 11,29 kilómetros que afectan a ambos municipios; mientras que el que pasa por más localidades es el de la PO 550-2 entre Cambados y Vilalonga, que afecta al unicipio albariño, Ribadumia, Meaño y Sanxenxo. Entre el municipio que gobierna Telmo Martón y O Grove también se ven 5,87 kilometros afectados, mientras que entre Vilanova y A Illa hay 4,58.
A estos se suman los 8,2 kilómetros entre la PO-300 y la N-640 que atraviesan por Cambados, Vilagarcía y Vilanova, así como otros 6 que discurrirían entre el municipio gobernado por Samuel Lago y Ribadumia. En la comarca de Ulla-Umia también hay 3,04 kilómetros afectados que pasan por Cesures y Valga.
El Plan de Acción contra a contaminación acústica entró en exposición pública el pasado mes. La finalidad es realizar un diagnóstico de la situación actual, y determinar las acciones prioritarias en caso de superación de los objetivos de calidad acústica establecidos por la normativa vigente, a partir de la información proporcionada por los Mapas Estratégicos de Ruido, aprobados en septiembre de 2021.
El proyecto contempla cuatro líneas de actuación para los próximos cinco años, que van desde la prevención, a la corrección, pasando por la divulgación y la formación.
De las 734 zonas que se estudiaron, se consideran 45 prioritarias para actuar en ellas. La tipología de las actuaciones correctivas propuestas por el Plan de acción contra a contaminación acústica van encaminadas, principalmente, al calmado del tráfico, mediante la limitación de la velocidad, la reordenación de la sección de la carretera y la eliminación de zonas de adelantamiento; así como a la reducción del ruido generado por el pavimento, mediante la renovación del mismo o el empleo de pavimentos fonoabsorbentes. En el caso de edificios sensibles afectados, como centros educativos, se propone la mejora del aislamiento de la fachada, así como la instalación de pantallas acústicas, la regulación semafórica para la creación de ondas verdes, la eliminación de bandas transversales de alerta y la restricción del tráfico pesado a ciertas horas del día.
