La cruz que vuelve todos los años

La cruz que vuelve todos los años
Foto: paciencia, amigo conductor | m. f.

como quiera que las autovías no se desdoblan y que la nueva movilidad lleva su tiempo, además del chiringuito y la chapuzada, los visitantes de Arousa, que se cuentan por miles por estas calendas, se llevan un año más otra estampa marca de la casa. Los monumentales atascos a las entradas y salidas de las playas son tan típicos como el albariño y el mejillón. Sobre todo hacia municipios como A Illa u O Grove, cuyos accesos, por la propia naturaleza de su geografía, son auténticos cuellos de botella. Así que si usted visita la zona y le asaltan deseos de maldecir agarrado al volante, piense que tal vez usted también sea “la gente”. 

La cruz que vuelve todos los años

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