Si ustedes son de los que siempre confían en que la Selección española de fútbol llegue lo más lejos posible en la competición que esté disputando y resisten con estoicismo y educación los malos augurios y las críticas preventivas de los que tienen el ‘todo mal’ a flor de piel, dense el gusto de disfrutar del estreno de la Roja en la Eurocopa. Esto solo ha sido el primer paso, lo sabemos. No hay que caer en el triunfalismo. Pero nadie les quita a ustedes la satisfacción de comentar con orgullo e ilusión los tres goles a una Croacia que muchos ya habían proclamado que sería nuestro verdugo. No hace falta que se regodeen, por aquello de no ponerse al nivel de los derrotistas inagotables –e inaguantables–, pero vayan con la cabeza alta.