No todas las tradiciones son dignas de conservación por el solo hecho de ser eso, cosas que se han hecho de una determinada manera desde hace tiempo. Si lo piensan, seguro que se les ocurren un par de ejemplos. No obstante, muchas de ellas sí son merecedoras no solo de conservación, sino de elogio. Es el caso del Vilaxoán Canta, que cada año pone en pie a un pueblo con el bello objetivo de entonar juntos canciones que unen.