La alarma vecinal ante la presencia de pandillas de malotes en el barrio residencial de Abesadas ha provocado las primeras reacciones. El primero en mover ficha ha sido el Cuerpo Nacional de Policía, que desde ayer ha intensificado la vigilancia en esa zona en expansión del casco urbano de Riveira, realizando una labor preventiva y disuasoria frente a los males denunciados por varios residentes a través de este periódico. Tanto por la mañana como en horario vespertino se vieron coches patrulla, así como otros camuflados, y agentes uniformados y otros de paisano, por ese entorno. Los vecinos dicen que aún es pronto para hacer valoraciones, pero parece que algo ha cambiado, aunque para que la felicidad sea completa creen que aún falta mucho.
Algún vecino manifestó que esta respuesta inmediata por parte de la comisaría riveirense contrasta con la ofrecida por el Concello. De hecho, uno de ellos señaló que al preguntarle a un miembro destacado del Ejecutivo local -prefirió ocultar su nombre para no dejarlo en mal lugar- si leyó la información sobre las quejas y peticiones de Abesadas, la respuesta que recibió que eran “tonterías”, sobre todo separar a los niños por edades. Nada más enterarse de ello, alguna gente del barrio coincidió en señalar que “habería que sacalos de aquí e poñelos diante da súa casa a todas horas, a ver se pensaba o mesmo”. Otras fuentes municipales consultadas indicaron que no querían hacer valoraciones sobre las quejas vecinales.
Además de las denuncias hechas públicas ayer sobre las molestias de esos malotes y el uso inadecuado que hacen de la pista multideporte, el consumo de drogas, sobre todo porros, por parte de esos jóvenes de 14 a 18 años, así como la ingesta de bebidas alcohólicas por parte de menores de edad, varios residentes señalan que el radio de acción de esos “ni-nis” se extiende a algunos portales de edificios, “pois séntanse diante deles e impiden o paso dos que vivimos neles”. También afirman que, sobre todo por las noches, utilizan los columpios y juegos del parque infantil cuando no están dirigidos a personas de sus edades, y que ya apareció alguno roto.