Jéssica Bouzas ganó a la rusa Polina Kudermetova en los cuartos de final de la W100 Gran Canaria en un partido largo y muy duro. La vilagarciana se impuso 7-5, 5-7 y 6-4 en 2 horas y 46 minutos de juego.
Tuvo que remontar en el primer set por problemas con el saque, mientras que en el segundo no pudo cerrar el partido con 5-3 a favor. De hecho la rusa, también de 21 años, encadenó cinco juegos seguidos que cambiaron la tendencia del partido y hacían temer el peor desenlace. Pero Jéssica, en una tarde que fue una montaña rusa en cuanto a sensaciones, reaccionó a tiempo y volvió a dar ese paso adelante en cuanto a solidez que le caracteriza esta temporada, para volver a ganar a Kudermetova, al igual que en Turquía en marzo, cuando acabó conquistando su primer torneo WTA, el 125K Megasaray Hotel Open.
La tercera victoria en Maspalomas le permite situarse a dos partidos de otro título. En semifinales se medirá a la catalana Andrea Lázaro, mientras que en una posible final se encontraría a otra española, la ganadora del duelo entre Marina Bassols y Nuria Parrizas.
Este triunfo ante Kudermetova es el número 40 de la arousana en lo que va de año, después de 55 partidos. Su porcentaje de victorias roza el 73 %. Una auténtica barbaridad, que pone de manifiesto el extraordinario año que está realizando la pupila de Róber Ortega, que cerró el 2023 como número 159 del mundo y está asentada ahora en el top 80 y con opciones de superar a Sara Sorribes en el ranking WTA. El año pasado, Jéssica firmó 37 victorias y 27 derrotas en toda la temporada, un dato que sirve para poner en valor la racha que lleva este curso, donde ha encontrado el punto de inflexión en su carrera deportiva siempre ascendente, pese a tener que verse las caras con rivales cada vez mejores.