Ex entrenador del Xuven de Cambados
Manu Santos (Vilagarcía, 1980) celebra mañana su cuadragésimo segundo cumpleaños y lo hace alejado de las canchas de baloncesto, al menos de forma profesional, cuando se cumple un lustro de la mejor temporada de la historia del Xuven de Cambados en Leb Plata. Con el técnico vilagarciano al frente, el Xuven fue subcampeón de la liga regular, por delante del Covirán Granada, que acaba de ascender a ACB. Echamos la vista atrás para analizar cinco años después esa mágica e inigualable temporada en O Pombal, con la marea amarilla entregada a la causa. Justo cuando el baloncesto masculino sénior arousano carece en la actualidad de un proyecto ambicioso y lo suficientemente atractivo para motivar al trabajo de cantera que realizan todos los clubes de la zona.
¿Cómo recuerda aquella increíble temporada?
Pues como algo muy bonito, tanto a nivel deportivo como social porque O Pombal estaba siempre lleno y cada partido era una fiesta. Además hacíamos un juego muy vistoso y la gente disfrutaba. A todos los niveles fue una temporada divertida y emotiva.
Hay jugadores de esa plantilla que están en la actualidad en ACB y otros llegaron a Leb Oro. Parece que los revalorizó a todos ese año...
Sí, nosotros elegimos un perfil de jugadores trabajadores, que les gustara entrenar. Para ser Leb Plata entrenábamos mucho, eso también es cierto. Y ellos tenían esa disposición. La mayoría venían de EBA y era jugadores muy trabajadores en una buena dinámica de trabajo en el día a día. A muchos les sirvió de trampolín.
¿Y como puede ser que tú no estés entrenando a día hoy?
(Risas) Bueno, pues porque en el mundo del deporte y del baloncesto en concreto las oportunidades que hay a nivel económico no son muy llamativas. Lo que me salió no me compensaba. Dedicarse a entrenar en basket es complicado, uno ya valora la edad y las circunstancias familiares. Yo tengo mis estudios universitarios y cuando se pone todo en una balanza realmente no compensa entrenar por lo que ofrecen. Además la meritocracia no está muy valorada en España.
¿Qué hubiese pasado si el Xuven gana esa liga y asciende a Leb Oro?
Pues nunca lo había pensando. Pero no sé si ascendiendo se podría haber jugador en Leb Oro porque el tema económico marca mucho en estas categorías. El presupuesto se habría encarecido y seguro que hubiera sido muy complicado. Nosotros esa temporada en Plata ya nos enfrentábamos a equipos que tenían respaldo económico y estructuras consolidadas de otro nivel.
¿Tendremos que esperar mucho para volver a ver en Arousa un equipo masculino de basket tan arriba?
Bueno, hay que pensar que en esos años del Xuven se alinearon un poco los astros. Coincidió que se juntaron un buen entrenador como Yago Casal con jugadores como Alberto Rodríguez, que por temas personales estaba aquí, con otros como Juanchi Orellano, Juan Mato o Taylor García, que también eran jugadores de mucho nivel para la EBA. Es difícil que eso se vuelva a dar, aunque si un club hace un buen proyecto serio, con dinero, y traen buenos entrenadores y jugadores, al final siempre se puede montar algo parecido. Pero en el caso del Xuven fue una coincidencia de muchas cosas, contar con un buen entrenador y con jugadores instalados aquí de mucho nivel y todo ello en base a un presupuesto pequeño.
Qué pena que Vilagarcía no tenga un proyecto para estar al menos en EBA...
Sí, lo hablo muchas veces con Luis Gabín y Juan Espiñeira, pero al final es difícil porque aquí no hay Universidad, por lo que los jugadores de cantera cuando se van a estudiar fuera no pueden compaginarlo. Tendrías que tener un proyecto con algo de dinero para poder fichar e para incentivar a esos jugadores de la casa.
En los últimos años estuviste trabajando en el cuerpo técnico del equipo alemán Basketball Löwen Braunschweig de la BBL ¿Cuál es tu vínculo actual con el baloncesto?
Estuve haciendo temas de vídeo scouting e informes para ese equipo de la BBL y entrenando en la cantera del CLB, además de profesor en un ciclo de formación de entrenadores en Lugo. Ahora mismo mi trabajo está orientado a la psicología y orientación laboral, pero cuando hago baloncesto, aunque sea entrenando en cantera, intento ser lo más profesional posible y darle seriedad. Salvo que me saliese alguna opción llamativa, mi vida laboral ya no está en el basket.
Cinco años después de aquella temporada formidable del Xuven, ¿con qué te quedas?
Pues con que cada partido era una fiesta. En Cambados todo el mundo estaba implicadísimo con el Xuven. Y más allá de los resultados, que fueron buenos, me quedó con el juego vistoso y agresivo que hacíamos, que también conectaba y enganchaba mucho a la gente.