El Villalonga celebró el domingo una asamblea de socios que sirvió para elegir una nueva directiva, una vez que el grupo que encabeza Marcelo Muñiz pone punto y final a su gestión después de seis años al frente del club. Sólo se presentó una candidatura, que encabeza Pablo Estévez, que ya estuvo vinculado al Villalonga años atrás e incluso dirigió hace más de una década al equipo femenino durante tres sus temporadas de existencia.
Estévez sólo es el portavoz o la cabeza visible de un grupo de unas quince personas en las que figuran socios que ya estuvieron en la directiva del club años atrás, por lo que conocen perfectamente el funcionamiento de la entidad por dentro. “Somos un grupo de rapaces de Vilalonga, tamén hai xente maior. Case todos xa estiveron na directiva”, al igual que el propio nuevo presidente.
En la asamblea Marcelo Muñiz también presentó las cuentas. El Villalonga está saneado y en un extraordinario momento deportivo, ya que acaba de ascender a Tercera RFEF como campeón de Preferente Sur, además jugará las semifinales de la Copa Rías Baixas. El nuevo grupo empezará a trabajar para planificar la próxima temporada, intentando ganar tiempo en la confección de la plantilla, a la vez que respetará el trabajo que sigue desarrollando la directiva de Muñiz, que estará al frente del club hasta el 30 de junio.
El grupo de Pablo Estévez, por tanto, no quiere todavía hablar del proyecto para la próxima campaña, ya que acaba de aterrizar y la intención es no meterse en el espacio de los dirigentes actuales, que siguen trabajando a lo largo de estas semanas para facilitar la mejor transición posible. “Temos que mirar o orzamento que podemos ter”, antes de empezar a hablar del nuevo proyecto en Tercera RFEF. Los socios que entran ahora a gestionar el club ponen en valor la labor de la directiva saliente, “Fixeron un moi bo traballo, no económico e no deportivo, que foi mellor imposible”.
Marcelo Muñiz se va de esta forma por la puerta grande, tras seis temporadas de mucho desgaste en la que peleó contra viento y marea, salvando diversas dificultades. El Villalonga, pese a contar con menos de tres mil habitantes, está cerca del medio centenar de socios. Ya que es un sitio histórico del fútbol gallego.