El Arosa firma su peor arranque de liga de las dos últimas décadas. Tras las tres primeras jornadas no sabe lo que es puntuar y tampoco ha marcado todavía. Empeora los números de la pasada temporada, en la que después de las tres primeras jornadas llevaba dos puntos y no consiguió ganar hasta la quinta. Más allá de los registros negativos, las sensaciones del equipo son preocupantes.
El Noia, un recién ascendido, asaltó A Lomba sin sufrir demasiado. Salvo un tramo de la primera parte en el que parecía que el equipo de Míchel Alonso empezaba a carburar, el partido fue cómodo para los visitantes, sobre todo porque su rival no acertó para empatar. A partir del 0-2 aprovecharon el desconcierto generalizado de un Arosa desajustado, superado y nervioso. La afición se volvió a marchar contrariada y resignada de A Lomba.
El director deportivo Dani Abalo cree que el problema del equipo en estas primeras jornadas es a nivel mental. “Entrenan y trabajan bien, pero en los partidos se sienten bloqueados. Tras encajar el gol tempranero el domingo el equipo reaccionó, pero tras el segundo ya no pudo. Creo que es un tema más de cabeza al ver que no salen las cosas como se trabajan y están un poco bloqueados”. Dani Abalo, que ha pasado por este tipo de experiencias en el fútbol profesional, considera que “está siendo un golpe duro verse abajo sabiendo el tipo de jugadores que son porque tienen calidad”. Para revertir la situación, el director deportivo cree que el equipo necesita un resultado positivo. “Tienen que confiar en ellos mismos y una victoria cambiará las cosas”.
Así las cosas, en pleno mes de septiembre y con toda la liga por delante, el Arosa debe hacer frente a toda una prueba de madurez. Tiene que darle la vuelta a un muy mal inicio de liga. No parece fácil salir del bache. Además el fin de semana deberá visitar a un Vilalbés que sí ha empezado bien y es un aspirante a pelear por recuperar la categoría perdida. Lleva siete puntos de nueve y recibirá en A Magdalena el domingo a las 12 horas a un Arosa con dudas en estos momentos. Algo que pudo comprobar el propio técnico lucense Alberto López el domingo en A Lomba, donde tomó buena nota de los problemas de los arlequinados.