Un error del PP salva la reforma laboral que habría decaído con el no de UPN

Un error del PP salva la reforma laboral que habría decaído con el no de UPN

El Congreso convalidó el decreto ley de la reforma laboral por un solo voto de diferencia emitido telemáticamente por un diputado del PP, lo que permitió salvar la norma pactada por el Gobierno y los agentes sociales cuando iba a ser derogada con los dos votos en contra de los diputados díscolos de UPN.


El cambio del sentido del voto de los representantes de UPN –en contra de la consigna de la dirección del partido– debería haber sumado 175 votos en contra, suficientes para derogar la reforma frente a 174 síes, pero el error del diputado popular Alberto Casero permitió invertir el resultado con 175 votos a favor y 174 en contra.


Tras la ruptura de la disciplina de voto, la dirección de Unión del Pueblo Navarro (UPN) pidió a sus dos diputados en el Congreso, Sergio Sayas y Carlos García Adanero, que entreguen sus actas.


Desde la dirección regionalista constataron que los dos diputados “sí que han advertido del sentido final de su voto a otras formaciones políticas, que han sido conocedoras del mismo, mientras la dirección de UPN desconocía este extremo”.


Disculpas

La formación regionalista pidió disculpas al PSOE y al PSN: “Lo que ha sucedido no representa a UPN, un partido de palabra, de valores y de principios, que cumple sus acuerdos. Entre esos valores y principios no se encuentra no cumplir la palabra dada”.


En el PP aseguran que Casero votó en contra, cuestión que quiso plantear tras la votación la portavoz de este grupo, Cuca Gamarra, sin que la presidenta del Congreso, Meritxell Batet, lo haya admitido, lo que fue recibido con gritos de “tongo” .


Gamarra afirmó que su diputado votó “no”, para añadir que el certificado emitido contemplaba “un voto diferente”. En ese momento, intentó ponerse en contacto con la Cámara y al no ser posible, “lo ha hecho a través del grupo parlamentario” que, antes del inicio de la votación, puso en conocimiento de Batet que “había una anomalía” y, por tanto, “el sentido del voto emitido no era el que constaba en el certificado”.


Indicó que la vicepresidenta del PP en la Mesa, Ana Pastor, “se lo ha hecho constar a la presidenta” del Congreso antes del inicio de la votación. “Eran perfectamente conscientes los miembros de la Mesa de que había una anomalía en el voto emitido por parte de un miembro de la Cámara”, resaltó.


Equivocación de Batet

Tras la votación se produjeron unos segundos de incertidumbre cuando la propia Batet se equivocó y declaró derogada la reforma laboral, para a continuación decir que se había convalidado.


Después se votó y rechazó también por un solo voto su tramitación como proyecto de ley.


El sorprendente desenlace dejó atrás un debate en el que se daba por hecho que el Gobierno tenía amarrados los votos necesarios y en el que la atención se concentraba en el cambio de los apoyos del Ejecutivo de coalición, con el voto a favor de Cs y el rechazo de socios habituales.


En la defensa de la que calificó como la “norma más importante de la Legislatura”, la vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, lamentó que esta reforma, pactada con patronal y sindicatos tras meses de negociaciones, se haya sustanciado en el pleno parlamentario en debates “superficiales, en el campo de las rivalidades partidistas”.


Díaz, que incidió en sus intervenciones en que lo que se votaba era acabar con la reforma laboral del PP, rechazó que se trate de cambios superficiales, como criticaron desde varios partidos habituales socios en intensas semanas de negociación.


“Porque frente a la ultraactividad, prioridad de convenios o lucha contra la precariedad yo he oído: proyectos personales, humo, maquillaje, esto no cambia nada…”, lamentó.


La vicepresidenta, que tuvo que encajar el “no” de ERC tras una negociación que ella misma había liderado, quiso agradecer el apoyo “a los representantes parlamentarios del PSOE, Unidas Podemos, Ciudadanos, PdeCat, Más País, Compromís, Nueva Canarias, Teruel Existe, Partido Regionalista de Cantabria, UPN y Coalición Canaria”.


Fue antes de que se conociera que los dos diputados de UPN no tenían intención de someterse a la disciplina de su partido.


Díaz también agradeció al PNV que “ha discutido de contenidos, ha sido serio en el debate y le doy las gracias”, obviando al resto de partidos, y añadiendo en sus agradecimientos a patronal y sindicatos, que puso como “ejemplo” para la política.


“Lo he pensado mucho y no he encontrado un argumento sólido para votar en contra de esta reforma, para enrocarse ante un real decreto ley que ya está dejando sentir sus efectos positivos en nuestro mercado laboral”, dijo.


En las réplicas, Díaz se encontró con el duro rechazo de PP, cuya portavoz Cuca Gamarra la acusaron de haber “traicionado a los suyos” porque llegó al Gobierno “como la líder de los piquetes y para todos ellos (ahora) está al frente de la troika”.


También de Vox que, entre otras críticas, rechazó la recuperación de la ultraactividad de los convenios colectivos, cuyo único objetivo es “elevar el poder de los sindicatos de izquierdas, aquellos que recorren las calles pidiendo beneficios para los terroristas”.


Frente a esto, el Gobierno contó con el voto a favor de Ciudadanos, cuya presidenta, Inés Arrimadas, defendió que su apoyo evita que ERC y Bildu hayan podido “meter las garras” en la norma.


“Es la norma menos sanchista que se podía hacer”, dijo Arrimadas, que se mostró “más orgullosa que nunca” de estar al frente de un partido que actúa con responsabilidad y sensatez frente al “sectarismo”.


Desde ERC, su portavoz en el Congreso, Gabriel Rufián, acusó al Gobierno de intentar “estafar” con la reforma laboral y le afeó no haber hecho un proceso de negociación sino solo “de presión”.


Desde el PNV, otro de los habituales socios del Ejecutivo de coalición, su portavoz, Aitor Esteban, consideró que el Gobierno estuvo tan centrado en sacar adelante el acuerdo en el diálogo social que “no estaban prestando atención al Parlamento”.


Más aún, calificó de “un chantaje” al sistema democrático el plante de la patronal, que amenazó con salirse del acuerdo si se tocaba “una coma” de la reforma en el Congreso.


Pucherazo

Por su parte, la portavoz adjunta de Vox en el Congreso, Macarena Olona, aseguró que se produjo un “pucherazo” en la votación y que la recurrirán ante la Mesa de la Cámara y están dispuestos a llegar al Tribunal Constitucional.


Olona asumió que hubo un error informático en la votación telemática del diputado del PP, como defienden los populares, del que se informó a la presidenta del Congreso antes del inicio de la votación presencial.


Por su parte, el portavoz socialista, Héctor Gómez, dijo que no ve factible que se revoque la votación de la reforma laboral porque los servicios jurídicos y la Secretaría General del Congreso la avalan y, por tanto, no ve recorrido a los intentos del PP para que se anule. 

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