La Central Sindical Independiente y de Funcionarios (CSIF) reclama a la Administración sanitaria un plan urgente para reforzar el personal de seguridad en los centros de salud tras del violento episodio que vivió el Punto de Atención Continuada (PAC) de Boiro la tarde del martes durante las fiestas de la localidad.
Tal y como apunta el CSIF, el individuo, que protagonizó el ataque en torno a las 17:30 horas, se encontraba en estado de embriaguez y bajo los efectos de las drogas cuando acudió al PAC alegando que se encontraba mal. Poco después llegaron su mujer y su suegra, que intentaron convencerlo para que abandonara el centro.
Tras una discusión con sus acompañantes, se abalanzó contra las puertas del centro y, una vez fuera, golpeó repetidamente los cristales con una silla de la terraza de un local próximo. El equipo sanitario había cerrado las puertas, impidiéndole la entrada, y había avisado a la Policía.
Al parecer el hombre habría abandonado el lugar causando nuevos daños a su paso, rompiendo los espejos retrovisores de cinco vehículos estacionados en la zona. Poco después operarios de la Policía Local de Boiro lo redujeron para proceder a su detención.
CSIF lamenta ahora la actitud pasiva por parte de la gerencia, que se limitó a trasladar “ánimo” al personal y destinó un celador extra como refuerzo, una respuesta que el sindicato califica de “insuficiente”.
“Condenamos enérgicamente esta agresión y exigimos que la Consellería de Sanidade se ponga las pilas y actúe con firmeza para garantizar la integridad física y emocional de los profesionales, pues no estamos ante un hecho aislado”.
CSIF advierte de un “alarmante incremento” de episodios violentos en los últimos meses en Galicia y recuerda que, en el conjunto del Estado, 2024 cerró con 16.558 agresiones a sanitarios, la cifra más alta desde que existen registros oficiales del Ministerio de Sanidad.
Estas son las medidas que instan a la Consellería de Sanidade para la prevención de episodios de violencia: refuerzo estable de vigilantes de seguridad durante los periodos de mayor afluencia y riesgo; aplicación rigurosa y revisión inmediata de los protocolos contra la violencia; programas formativos obligatorios para todo el personal en técnicas de desescalada y manejo de situaciones de tensión; y campañas de sensibilización pública que visibilicen el problema y promuevan el respeto al personal sanitario.