Una historia de soledad, de anécdotas, pero también de responsabilidad en una isla que abriga a Ribeira. Julio Vilches dedicó 38 años de su vida a trabajar como farero en la isla de Sálvora, un lugar que él recuerda como una parte esencial de su vida y que ahora no solo guarda en su memoria, sino también en su obra de cerca de 300 páginas: Diario de un farero.
El Centro Cultural Lustres Rivas de Ribeira acogió ayer un evento muy especial de la mano de Julio Vilches para hablar de esta obra que nació precisamente de esa soledad hace ya unos veinte años y de la que ahora ya solo quedan algunos ejemplares por internet. “Esta historia la escribí para mi familia, pero una sobrina me pidió permiso para publicarla” cuenta el farero. Aunque redactó sus memorias -tal y como recuerda- en el año 2005, la obra no se publicó hasta el año 2017.
Para él la soledad era un aprendizaje más y asegura “allí era importante saber estar solo”. Vilches llegó a asumir esta realidad como una parte de su trabajo aunque también aclara que el hecho de saber que no era algo perpetuo le ayudaba a llevarlo de otra manera. “Los turnos que hicimos durante 13 o 14 años eran de tres meses en la isla y un mes y medio de vacaciones”, cuenta, aunque insiste en demostarar su especial gusto por vivir en un lugar que él define como fascinante. “Imáginate vivir sin documentación, ni llaves, ni dinero, ni teléfono”, señala.
Pero toda esta libertad iba sin duda asociada a una gran responsabilidad, ya que el cuidado de la luz en el mar era una prioridad absoluta. “Ahora también son importantes los faros, pero como los barcos tienen GPS han perdido cierto valor, creo yo”.
Vilches también aprovechó para agradecer al Concello esta oportunidad de exponer su obra y una parte fundamental de su vida de la que dice “mucha literatura no hay, pero sí historias”.