San Mauro revive en Lampón junto a los callos, empanadas y música

San Mauro revive en Lampón junto a los callos, empanadas y música
La fiesta de San Mauro contó con las actuaciones de los grupos de baile Pedra de Aroña y Abeloura en el Pazo de Goiáns | Chechu Río

La parroquia boirense de Santiago de Lampón ha querido darle un mayor realce a su fiesta en honor a San Mauro y lo ha conseguido con creces, no sólo por el hecho de que ayudase que el 15 de enero coincidió en domingo, sino por el trabajo y la ilusión que han puesto las cuatro personas que integran su comisión organizadora, compuesta por los hermanos Ana Belén y José Luis Moares Vila, Mari Luz Hermida Rial y la sacristana Pili Ares Piñeiro, como presidenta, y que retomaron la fiesta que, hace tres décadas, celebraban los vecinos en la aldea de San Mauro con una mejillonada, foliada y queimada nocturna. Lo que se recaudaba servía para pagarle a un grupo de gaiteiros, como fueron Os Pequenos de Tállara.
 

No sólo se logró que se invocase con más fuerza que nunca por la cura de los males del reuma a través de rezos y el ofrecimiento de figuras de cera en las que se representan las zonas del cuerpo en las que se sufre el dolor, sino que se contaron por cientos el número de personas que a lo largo de la jornada asistieron a las misas rezadas y solemnes y, especialmente, a la fiesta de los callos y empanada que se desarrolló desde la una de la tarde en el Pazo de Goiáns, donde ya se estaba concentrada gran cantidad de gente desde mucho tiempo antes.
 

Los numerosos asistentes convirtieron ese elemento del patrimonio de todos los boirenses en lugar de culto, pese a que desde algunas instancias se considerase que no es un espacio para eso. En ese sentido, eran muchos lo que ayer lamentaban que no prosperasen los intentos para que, al menos, la misa solemne programada para las doce del mediodía se hubiera oficiado en el entorno del Pazo de Goiáns como cualquier otra eucaristía de campaña que tiene lugar en este tipo de celebraciones populares.
 

Retraso en la misa 

Como anécdota curiosa respecto a la misa solemne matinal cabe señalar que empezó con casi una hora de retraso sobre el horario anunciado en la cartelería, pues el párroco, Marcelino Sánchez Somoza, estaba oficiando una eucaristía en la iglesia de Santa Columba de Rianxo, una más de las muchas parroquias que, ante la falta de curas, tiene encomendadas y de la que se viene encargando desde principios del pasado mes de octubre en que inició allí ese ministerio. Los que tuvieron mucha paciencia fueron las decenas de fieles que, pese a que el cura ya llegó a informar que se iba a retrasar el inicio de la misa hasta las 12.30 horas, estuvieron aguardando estoicamente en sus asientos desde las doce del mediodía a la llegada del 

párroco, que tuvo lugar a las 12.52.
 

Antes de salir en procesión con la imagen de San Mauro por los alrededores del templo, Marcelino Sánchez Somoza expresó su agradecimiento a los vecinos de Lampón por la iniciativa de darle un mayor realce a esta fiesta con la programación de diversas actividades, como fueron el serán tradicional y chocolatada del sábado, cuando también tuvo lugar una foliada abierta y el conjuro de la queimada, y ayer con una fiesta de los callos y empanada -de atún y de carne-, que fue todo un éxito. 
 

De hecho, las 300 raciones que se pusieron a la venta de cada uno de esos productos a la una de la tarde se agotaron en menos de media hora, y aunque no se siguieron vendieron tickets hubo quienes realizaron su aportación económica para colaborar con la fiesta. Los que acudieron al Pazo de Goiáns tras asistir a la misa y procesión no pudieron degustarlas, pese a que el párroco les animó a acudir a comer esas viandas y regarlas con vino “que es bueno para la gripe”. La comisión de la fiesta, que piensa repetir la experiencia, anunció que duplicará la cifra de raciones para satisfacer a un mayor número de paladares. La fiesta contó con las actuaciones de los grupos de baile Pedra de Aroña y Abeloura, con acompañamiento musical de los gaiteiros Pequenos do Barbansa, y remató, tras la misa y procesión vespertinas, con un espectáculo de fuegos artificiales y una chocolatada.

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