Una septuagenaria boirense logró frustrar a primera hora de la mañana de ayer la acción de los vándalos pues, con sus gritos y amenazas o advertencias de que iba a avisar a la Policía, consiguió que dejasen a medio hacer la pintaba que habían iniciado en la fachada de color blanco de un edificio de la parte alta de la Avenida da Constitución, en las inmediaciones de la rotonda de Cimadevila, en el casco urbano de Boiro.
Eran en torno a las 8.00 horas cuando esa mujer, de 71 años, ya estaba desayunando mientras miraba a la calle a través de un gran ventanal de su domicilio y observó como dos jóvenes se agachaban detrás de unos contenedores y se pusieron sendas camisetas en la cabeza, a modo de pasamontañas, dejando sólo sus ojos al descubierto, y luego se taparon la cabeza con la capuchas de sus sudaderas oscuras.
La mujer sospechó que esos individuos iban a robar a una lavandería de esa zona, pero pronto se percató de que esas no eran sus intenciones. Les vio como miraban la pantalla de un teléfono móvil, en el que posiblemente estuvieran mirando un mensaje que seguidamente iban a tratar de escribir en la blanca pared frontal de un edificio de viviendas.
Mientras uno empezó a pintar el texto, del que dejó plasmada palabra “narco”, sin que se sepa si iban a poner alguna letra o palabras a mayores, el otro se retrasó varios metros y se mantuvo en actitud vigilante, según relató la testigo. Al darse cuenta de los estaban haciendo, la vecina de Boiro que los vio pegó un grito, pero los jóvenes continuaron en un primer momento, pero cuando les hizo indicaciones de que iba a llamar a la Policía.
Ambos muchachos, posiblemente asustados de ser identificados por los agentes municipales, decidieron darse a la fuga por direcciones opuestas, uno hacia A Boliña, tras cruzar toda la conocida como “Calle Ancha”, mientras que el otro, que aún permaneció unos instantes para tratar de completar su “obra de arte”, tal y como irónicamente lo calificaron varios turistas, acabó yéndose por la Rúa Estatuto. Un vecino salió con su coche en persecución de ambos, primero fue a por uno y luego por el otro, pero perdió de vista a ambos.
Pese a que se fueron sin recibir el que consideran un “merecido castigo”, varios residentes indicaron que estaban satisfechos de haber frustrado ese acto vandálico. “Se debuxaran e pintaran ben un grafiti aínda bueno, pero o único que fan é vandalismo, e Boiro está cheo de pintadas como esa e vai sendo hora de que alguén lle poña freo”, dijo un vecino. Pasadas unas horas, la pintada fue tapada con una capa blanca.