Los afectados por el reventón de O Grove tapian pisos y hacen recuento de daños

Los afectados por el reventón de O Grove tapian pisos y hacen recuento de daños
Propietarios de las viviendas más afectadas tapiaron ayer los huecos de las paredes que se llevó la riada, cambiaron cerraduras e intentaron rescatar algunos bienes | gonzalo salgado

El estradense Antonio Durán recorría ayer con preocupación la “zona cero” de la urbanización de Pedras Negras que el pasado viernes quedó barrida por una riada de 800.0000 litros de agua; todo el contenido del depósito que reventó y que en segundos arrancó paredes, puertas y ventanas del edificio más próximo y desplazó a más de 50 metros coches y todo tipo de enseres domésticos –en la rotonda de la iglesia aparecieron persianas–. Lo hacía junto al perito de su compañía de seguros mientras que en su vivienda, media docena de personas, entre familiares y amigos, se afanaban en recoger lo poco salvable. Alguna silla, ropa de cama... Que fueron cargando en una furgoneta. El suyo es uno de los tres pisos bajos más afectados; no el que más, pero por resumir, la cocina quedó destrozada, el parqué parecía más una zona ajardinada y al salón le falta una pared, pero aún así se sentía afortunado porque la explosión “no nos colleu por unhas horas”. Es una segunda residencia pero la usan todo el año y desde que el Estado de Alarma se lo permitió, la familia había retomado su rutina de pasar los fines de semana en San Vicente. 

Estaba trabajando cuando una vecina le llamó y literalmente le dijo: “Tes o salón tirado na rúa”, así que pidió permiso en la empresa, cogió el coche y poco después del siniestro –sucedió sobre las 11:45 horas– estaba en O Grove. Algunos propietarios como él pudieron acceder a sus casas el mismo viernes, poco después de las siete de la tarde, cuando las autoridades estimaron que no había peligro, pero la mayoría regresaron ayer para intentar recuperar algunos bienes y cubrir los huecos de las paredes con planchas de madera y cambiar cerraduras para evitar que los amigos de los ajeno aprovechen las circunstancias y se lleven lo poco de valor que no se llevó la riada. En algún caso, ante la imposibilidad de acudir personalmente, enviaron a alguien de confianza para realizar estas tareas. Es el caso de un primer piso cuya nevera se podía ver desde la calle. 

Sin peligro de derrumbes
Justo debajo están los dos bajos más afectados, donde nada parece salvable: todo eran escombros, una puerta de las zonas comunes de acero totalmente doblada, cabeceros y estructuras de camas acumulados sobre todo tipo de restos, la puerta del ascensor, que la comunidad había instalado recientemente, totalmente retorcida... Una imagen dantesca que daba prueba de la fuerza de la riada y que se repetía en el bajo de al lado, el más destrozado porque  está frente al tanque y seguramente recibió el impacto de la cobertura de bloques, que saltó por los aires. Solo quedaron en pie las paredes maestras, pero el alcalde, Jose Cacabelos, aseguró que los bomberos, Emerxencias y los peritos de la Guardia Civil revisaron la estructura del edificio y “está garantizada” y “non existe risco de derrumbe”. Aún así, se colocaron puntales que dejaban entrever la pared de baldosines de lo que un día fue una cocina; con un diseño se margaritas verdes muy propio de otras épocas pues cabe recordar que estas urbanizaciones de Pedras Negras se construyeron en los años 70.

Del depósito, ayer solo quedaba un semicírculo. Los pilares fueron derruidos el viernes aunque, según Cacabelos, estaban firmes e incluso costó tirarlos, pero era necesario para poder realizar un “bypass” con otro de la zona y restablecer el servicio de agua a los 300 usuarios afectados. Quedó listo esa misma noche y también  el suministro eléctrico, después de activar el transformador anexo que, sorprendentemente, quedó intacto. Con todo, el regidor señaló que es una medida “provisional” y en las próximas semanas se realizará una “actuación importante” para conectar de manera definitiva las canalizaciones con el tanque de cabecera de la zona, que tras la catástrofe se revisará, al igual que los otros dos que dan de beber al resto de urbanizaciones porque todos tienen más de 40 años y se sospecha que la antigüedad de la estructura, sumada a un posible corrimiento de tierras por las lluvias de estos días pudieron provocar el reventón. Desde que el Concello tuvo que asumir la titularidad de estas estructuras, hace ya seis años y por sentencia judicial, había realizado algunas revisiones, como el cambio de llaves en el que reventó, pero ahora las autoridades deberán dilucidar si el mantenimiento fue correcto. 

A la “zona cero” también se colaron algunos curiosos, a pesar de las vallas de prohibición y del control de la Policía Local, sobre todo a primera de la mañana por la peligrosidad de los trabajos de desescombro que empezaron a las 7 horas con grandes excavadoras. Solo dejaban pasar a técnicos, medios de comunicación y a afectados como Marina Festa. Esta pontevedresa tiene un cuarto piso que usa de residencia entre mayo y octubre, pero este año, entre el coronavirus y otras circunstancias personales, había retrasado su llegada a Pedras  Negras: “Acabamos de venir y gracias a dios”. Un joven matrimonio de jubilados también se sentía afortunado. Viven en la parte baja y el agua solo anegó unos milímetros del portal,  además ese viernes no eligieron las horas de la catástrofe para dar su habitual paseo por la parte de atrás del tanque. Cabe recordar que no hubo heridos, aunque dos trabajadores del Concello tuvieron que saltar para evitar la riada. Estaban desbrozando en la parte baja de la calle y con la máquina no escucharon el estruendo. Les alertó un poste que salió volando. 

El Concello también desplegó desde primera hora a una brigada de ocho operarios para liberar los espacios públicos de los restos de la riada. Los pertenecientes al depósito y los que aún siguen en pie tendrán que ser derribados y tratados con un protocolo especial.

Los afectados por el reventón de O Grove tapian pisos y hacen recuento de daños

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