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viernes | 19 abril | 2024
El Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) inició ayer los trabajos para saber qué hay exactamente bajo la Illa da Figueira después de que las catas arqueológicas del Concello hallaran restos de estructuras, muy posiblemente de la capilla desaparecida y una muy singular, lo que podría ser una especie de horno castrexo. Para ello usará drones y otras herramientas de métodos no invasivos que permitirán mapear toda la isla y realizar un modelo en 3D. Con los resultados en la mano se estudiará si es rentable más actuaciones arqueológicas en el futuro.
La intervención forma parte de un convenio entre la Diputación de Pontevedra y la agencia estatal para el estudio de este y otros 12 yacimientos de los cuales, el proyecto cambadés logró la puntuación más alta. Su objetivo es saber si hay niveles de ocupación protohistórica o más antigua de lo que se piensa, pues hay constancia documental de que la isla estuvo habitada hasta el siglo XVII, pero de antes poco se sabe. De hecho, sobre la mesa está la pregunta de si allí hubo un castro, pues aunque es poco probable –lo suyo eran zonas elevadas–, la estructura de combustión aparecida en las excavaciones de 2021 guarda similitudes con las aparecidas en otros yacimientos de la Edad de Hierro.
También se quiere saber la extensión de la población del islote, considerado el germen del barrio más antiguo de Cambados: San Tomé, la “Vila vella”. De hecho ¿Podría haber sido la primera villa cambadesa? Esa es otra incógnita a despejar teniendo en cuenta que muy poco o nada se sabe de las tres villas históricas (San Tomé, Cambados y Fefiñáns) antes del siglo XIV.
Ubicar la planta de la capilla románica desaparecida es otro de los objetivos después de que apareciera una estructura de aspecto rectangular y de grandes perpiaños que el equipo del arqueólogo Ezequiel Mallo situó como parte de ella “con toda probabilidad”. ¿Pero hasta dónde llega? ¿Hay más restos? El estudio permitirá mapear cómo sería, aunque sea a nivel hipotético. Y es que las técnicas empleadas son variadas y permitirán sondear el suelo de múltiples formas.
En concreto, los expertos del CSIC harán una topografía de detalle mediante fotogrametría aérea a partir de fotos hechas con un dron. Esto se combinará con vuelos del mismo aparato, pero empleando la tecnología Lidar de sistema láser que se usa para crear mapas tridimensionales de alta precisión para ver las extensiones y trazados de las estructuras que pueda haber, pues, entre otras cosas, permite minimizar el efecto de la vegetación y, en este caso, será más fácil pues la de A Figueira es baja y los restos estarían a poca profundidad.
También se realizarán dos prospecciones: una geofísica con un gradiómetro, un aparato que permite captar pequeñas variaciones en el campo magnético terrestre, pudiendo georreferenciar con gran precisión lo que haya enterrado, y otra de detección remota, usando drones son sensores térmicos y otras técnicas que posibilitarán tener una fotografía de alta resolución. Los resultados de las tres técnicas se superpondrán en busca de coincidencias y contrastes destacables que puedan indicar la presencia de estructuras enterradas y su morfología.
Otra cuestión importante es contextualizar la Torre de San Sadurniño. Que formara parte de un sistema defensivo junto a las de Oeste, en Catoira, está prácticamente descartado desde 2018, cuando el historiador Sindo Mosteiro realizó la primera investigación con rigor científico al respecto en su libro “A Torre e a sombra”. Su hipótesis es que es que es bastante posterior, de entre los siglos XV y XVI, y sería una casa torre que los señores construían para tener un punto de referencia de sus dominios.
