La Denominación de Origen Rías Baixas ya está totalmente inmersa en la vendimia con el 95 % de las bodegas en actividad y, a día de ayer, ya habían entrado 27.370.000 kilos de uva para su procesamiento. Los técnicos destacan su buen estado sanitario y calidad y certifican que, en general, hay más cantidad, aunque todavía es pronto para determinar si se cumplirán las previsiones de alcanzar los 46 millones, en la que sería la más cosecha abundante de su historia. 

El director técnico del Consello Regulador, Agustín Lago, indicó que el promedio de mermas en esta campaña estuvo en torno al 11 % y fueron provocadas, principalmente, por ataques de mildiu, corrimientos de flor y heladas. También explicó que el ciclo vitícola estuvo caracterizado por un invierno cálido y muy húmedo, mientras que la primavera fue seca y, estas condiciones primaverales, fueron precisamente determinantes para que esta cosecha se presente con una buena tasa de brotación, de elevada fertilidad, con grandes racimos y una uva en buen estado sanitario. 

A la vista de la situación que, climáticamente es muy parecida a la de 2017, el Pleno de Rías Baixas decidió hace un par de meses aumentar el rendimiento medio por hectárea en un 12,5 % para todas las uvas amparadas y que, en el caso del albariño, supone pasar del tope de los 12.000 kilos a los 13.500. Es la variedad reina de la denominación y, junto al resto de blancas autorizadas –minoritarias–, es de las primeras en la recolecta. De hecho, fuentes del Consello señalaron que solo se han recogido 20.000 kilos de tinto, el cual irá después. 

La vendimia arrancó a finales de agosto con la recogida para la elaboración de los pies de cuba y vinos base para espumosos. Las lluvias de principios de septiembre alteraron un tanto los planes de las firmas, retrasando el inicio para algunas y marcando los tiempos de otras que habían empezado, aprovechando las ventanas de buen tiempo. Sin embargo, una vez cesadas las precipitaciones, la situación es generalizada y las cinco subzonas están en plena faena con la previsión de terminar en dos semanas y media, aproximadamente. 

Este fin de semana se espera un arreón sobre todo en fincas de gestión familiar, pues es el momento de días libres elegido para muchos para poder vendimiar. Esto teniendo en cuenta siempre el estado del fruto, que controlan los técnicos de las bodegas, para cogerlo cuando esté equilibrado. 

Como siempre, las subzonas del sur, el Condado de Tea y O Rosal, fueron las más madrugadoras, pero la recolecta se guía cada vez más por la situación de cada parcela. Lo explicaba ayer Lago al hablar de que las condiciones de maduración “están siendo óptimas en función de la diversidad en términos microclimáticos, lo que hace que en el momento de la vendimia difiera entre viñedos dependiendo de la proximidad a la costa, la altitud, la orientación, la exposición, etc.”.

Control de origen y calidad

Como siempre, la recogida se hace manualmente y este año ha habido dificultades para encontrar viticultores asalariados y, también como es habitual, el Consello Regulador cuenta con 23 veedores-auditores para controlar el origen y la calidad de las uvas que entran en bodega  y además cuentan con el apoyo de refuerzo de los funcionarios de la Consellería do Medio Rural y del Plan de Control de Vendimia de la Agacal. 

La presente campaña cuenta con 179 bodegas inscritas en la DO y una superficie de 4.494 hectáreas, repartidas en 23.388 parcelas), atendidas por 4.998 viticultores.