"Feridos sangrando, xente chorando. Aquilo foi un caos"

"Feridos sangrando, xente chorando. Aquilo foi un caos"
Restos en el lugar, todavía visibles esta mañana | Y. P.

Un zapato olvidado, vendas, manchas de sangre secas sobre el asfalto, pedazos de la defensa de un coche. Todo ello mezclado con restos de la celebración previa, botellines, confeti. Los objetos que esta mañana todavía eran visibles en el campo de la fiesta de San Miguel de Deiro pintan la escena casi por sí mismos. 

 

En total fueron 18 las personas heridas tras la irrupción de un coche en el recinto festivo. Algunos de los testigos ayudan a reconstruir lo ocurrido. 

 

"Feridos sangrando, xente chorando, aquilo foi un caos". Luis Torrado, jefe de servicio de Protección Civil de Vilanova esa noche en la verbena, confiesa que "non peguei ollo" en toda la madrugada posterior, tal fue el impacto de lo vivido al filo de la medianoche. Aunque estaba de servicio, "estaba desfrutando un pouquiño da orquestra coa miña familia". 

 

Entonces "anunciaron por megafonía os membros da orquestra que caera un trozo da carpa nunha esquina. Comezaron a pedir se había médicos, enfermeiras e Protección Civil. Os medios que se puideran achegar aos feridos. Cando chegamos alí vimos involucrado un coche, que atropelara a xente". 

 

Porque, en efecto, en el tumulto, solo las personas más próximas a la esquina trasera derecha de la carpa eran conscientes de lo que había ocurrido. O, al menos, de que había ocurrido algo grave. 

 

Rosa Rojas, que colabora con la parroquia como sacristana, confiesa que "yo, al principio pensé que era una pelea de chicos". Oyó a su nieta, que le gritaba, "¡abuela abuela, apártate que se está desplomando la carpa!". Rosa vio entonces a los primeros heridos. "Una señora me agarró la mano, pidiéndome ayuda". Ella, desbordada, le cogió la mano, sin saber muy bien qué más hacer. "Yo no tengo conocimientos, solo pedía que llamaran a ambulancias. Me bloqueé. Estaba muy nerviosa". "Desde la cantina me daban agua y bolsas de hielo" para ayudar de alguna forma a las víctimas. Las imágenes se le agolpan en el recuerdo: "Un niño estaba muy mal, la señora que me cogió la mano y no me soltaba, un señor que también estaba muy mal... Vi a cuatro o cinco heridos", aunque pronto descubrió más: "Piernas rotas, golpes..."

 

Luis Abalo escuchó, como todo el gentío que disfrutaba del concierto de la París de Noia, que la orquesta paraba y pedía por megafonía: "Apártense de la carpa, que acaba de caer un trozo". Entonces, "subieron los de la comisión de fiestas", que insistieron, "por favor, que es una cosa muy grave". 

 

El desconcierto era todavía general. "Al principio pensé que era una broma", comenta otro testigo. Luis Torrado, de Protección Civil, a pesar de estar a pocos metros del lugar del impacto y debido al elevado número de personas presentes, también supo por la megafonía de la orquesta que algo iba mal. "Ao mirar, vemos toda a xente correndo cara alí. E xa me fun". Estaba de paisano, sin uniforme, así que se enfundó en un chaleco reflectante y comenzó la locura de atender a todos los heridos. Los primeros en socorrerlos fueron los allí presentes, vecinos, "enfermeiras que estaban desfrutando da festa. Grazas a elas, ata que chegaron as emerxencias" y a los voluntarios de Protección Civil, se dieron las primeras atenciones sanitarias. Acabarían sumándose media decena de ambulancias, Bombeiros, Guardia Civil, Tráfico... "foi un caos bastante grande".

 

Juan Carlos, uno de los feriantes, relata que tuvieron que recoger, "como pudimos, a toda prisa", para poder facilitar el acceso a las emergencias. 

 

También fue testigo de lo ocurrido instantes después del accidente. "La gente estaba tensa, no sabía qué hacer, había personas llorando". Como muchos otros, él también se acercó corriendo al extremo de la carpa. "Había mucha gente. Entonces vi al niño, en el suelo, cuando lo vi, me puse..." No termina la frase. El menor, un joven vecino de Corón, es uno de los heridos graves. El feriante, el voluntario de Protección Civil y al menos un par de testigos sitúan al niño junto a uno de los árboles cuya base está rodeada por un pequeño murete protector. El coche, tras acceder a la zona de fiesta, habría colisionado contra el poste de metal de la carpa y, siempre según estos mismos testimonios, podría haber avanzado todavía unos metros, hacia una de estas bases de piedra y un árbol. Donde estaba el joven. "El niño estaba sentado en la piedra de alrededor, el coche tiró el poste de la carpa y se empotró contra el niño, que estaba en el círculo este", relata el feriante. 

 

Ese fue, al parecer, el final del recorrido, donde hoy todavía eran visibles los restos de sangre y partes de la defensa del vehículo. 

 

Metros antes, se habrían producido el resto de heridos. La secuencia, de hecho, comenzaba con el matrimonio dentro del Smart, desde detrás, viendo el espectáculo. "Estaban viendo desde el coche, como si fuese cine de verano", comenta Juan Carlos, que expresa un sentir general ayer en la zona: "No entiendo yo en un recinto cerrado por arriba y por abajo, que dejen un coche con personas en el interior". 

 

El alcalde, Gonzalo Durán, confirmó de hecho que el coche estaba "dentro" de una zona en la que había vallas limitando el acceso de vehículos. Alguna de estas vallas, aunque apartada, era todavía visible ayer en la zona. 

Vallas recinto San MIguel Deiro atropello
Una de las vallas, hoy apartadas | Y.P.

 

Luis Torrado, el voluntario de Protección Civil, relata que "era un matrimonio maior, que estaba mirando a actuación desde o coche. Cando se quixeron poñer en marcha, a señora, segundo o que din, é que tivo como un mareo. E non se enterou da nada ata que pasou iso. Non sabía o que ocurrira".

 

Rosa, todavía con el susto en el cuerpo, comentaba que "no sé qué le pudo pasar a la señora". "Esto pudo ser mucho más,  suerte que solo había una orquesta, por si está aquí la otra, en vez de veinte personas habría a lo mejor cincuenta heridos", opina.

 

En cuanto a la carpa, según el propietario, que hoy se afanaba en recogerla, los daños materiales habrían ascendido, en una primera valoración, a "uns 1.500 euros. Hai varias pezas rotas". 

 

La conductora dio negativo en las pruebas de alcohol y drogas, según confirmó la Guardia Civil. La mujer ha quedado, al menos por ahora, en situación de investigada por la supuesta comisión de los delitos de lesiones por imprudencia y otro de de daños. 

 

 

 

 

 

 

 

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