Así fue el juicio contra "Fariña": La Fiscalía se opone a la demanda de Laureano Oubiña

Así fue el juicio contra "Fariña": La Fiscalía se opone a la demanda de Laureano Oubiña
El cambadés, en calidad de demandante, estuvo presente en el juicio, pero no declaró | Gonzalo Salgado

El Juzgado de Instrucción y Primera Instancia número 3 de Vilagarcía acogió esta mañana el juicio por la demanda de Laureano Oubiña contra la serie “Fariña”. El cambadés llevó ante la sala a la productora, Bambú Producciones, y a los distribuidores Atresmedia y Netflix, a los que reclama 1,5 millones de euros. Tras escuchar a las partes, el fiscal, al igual que todos los demandados, se opuso a la totalidad de pretensiones reclamadas.

 

El núcleo del pleito gira alrededor de la supuesta colisión de varios derechos constitucionales: El de la libre creación artística, por un lado, y, por otro, los de la propia imagen, honor y respeto a la intimidad que, según el demandante, se habrían vulnerado al atribuírsele en la serie conductas o comportamientos parcial o totalmente falsos o gratuitos, desde el tráfico de cocaína, por el que Oubiña nunca fue condenado, a una supuesta conspiración de asesinato o incluso escenas de sexo consideradas degradantes. Las demandadas alegaron que los reproches a las escenas planteadas por la defensa de Oubiña parten de “interpretaciones subjetivas”, negando por ejemplo que el audiovisual le atribuya realmente el citado transporte ilegal de cocaína. También destacaron que en los créditos de cada capítulo se deja claro que se trata de una “serie de ficción”, “inspirada en hechos reales”.

 

No declaró

Durante la vista se practicó la toma de declaración de los citados hoy, Ramón Campos, representante de Bambú Producciones y designado por Atresmedia como persona conocedora del proceso de producción y guión de la serie, y a Diego Ávalos, representante de Netflix en España. Ni Nacho Carretero, periodista autor del libro “Fariña” sobre la que versó la serie, ni el propio Laureano Oubiña, este último en calidad de demandante, declararon.

 

La Fiscalía no realizó preguntas a los citados y tomó la palabra únicamente en el turno final de conclusiones orales, mostrando su posición. “Es claro y evidente que no se habría producido intromisión ilegítima en el derecho al honor”, por cuanto la serie se realizó al amparo del “derecho de creación literaria y artística”. Una “serie de ficción, basada o inspirada en hechos reales”, con indicación expresa de ello en los capítulos. Calificó la indemnización que persigue Oubiña de “desproporcionada, en vista de la falta de concreción de daños”. De hecho, las demandadas también apreciaron que la defensa del saliniense “no acredita ningún daño personal ni moral” concreto, ni prueba alguna de su existencia o cuantificación, más allá de una tesis, no compartida, de una analogía con la ley de patentes, una de las piezas claves en la demanda, pero duramente criticada por las partes.

 

La controvertida analogía con la ley de patentes

En efecto, la defensa utilizó sus interrogatorios para intentar probar la supuesta falta de rigor jurídico a la hora de redactar el guión, con presuntas atribuciones delictivas inciertas o directamente calumnias o menoscabos al honor de Laureano Oubiña. Fue a  la hora de cuantificar el importe de resarcimiento, el millón y medio de euros, cuando la defensa de Oubiña echó mano, por analogía, de la ley de patentes, comparando el uso del nombre del cambadés con el de una marca registrada. Ello daría pie a solicitar un “1%” de los ingresos de la parte demandada, si bien la defensa explicó que, debido al importante volumen de negocio y facturación de estas grandes empresas, acordaron únicamente solicitar el “0,25 %”.

 

Tal tesis y uso de la ley de patentes para un caso de defensa del derecho al honor, por lo demás, fue duramente criticada por el defensor de Atresmedia, que lo tildó de “insólito”: “No lo he encontrado jamás en mis años de profesión”. Las defensas de las tres mercantiles coincidieron además en calificar este mecanismo de valoración del daño en arbitrario. “Clamorosa orfandad probatoria”, según Netflix.

 

La defensa de Oubiña, a su vez, valoró que la vida de su cliente “ha empeorado considerablemente tras la emisión de la serie", ya que se lo retrata como "una persona capaz de quitarle la vida a otra, violento, machista, traficante de cocaína, impotente, vicioso, infiel, arrebatado, mal padre, mal esposo, bruto, necio, vengativo, maltratador de mujeres, ignorante o mafioso”.

 

"Ya tiene su reputación manchada"

En este punto el defensor de Netflix fue especialmente gráfico al intentar desmontar el argumento de que la serie daña el honor y la imagen de Laureano Oubiña. “Ya tiene la reputación manchada por su actitud hacia las madres contra la droga o su conducta como narcotraficante”. Citó a la amplia hemeroteca y material documental para concluir que “increpó a las madres contra la droga”. “Se refiere a estas señoras, en particular a Carmen Avendaño, como ‘putas, queréis que os eche un polvo’, ‘panda de putas, eso es lo que sois’. Que no nos diga, pues, que no es una persona arrebatada o violenta”, protestó el abogado contra la tesis de que el personaje de la serie proyectaba una imagen distorsionada de Oubiña. Hizo para ello, además, repaso de sus antecedentes penales para hablar de “una trayectoria criminal ciertamente notable”.

 

El letrado de Bambú Producciones ahondó en este argumento: “El honor de Laureano Oubiña no lo pone en duda la serie, sino los propios actos del señor Oubiña”, a quien reprochó, además, haber “montado un circo mediático en torno a su propia figura”. De hecho, los abogados contrarios le imputaron que, frente a la tesis de un supuesto menoscabo a su honor, él mismo haya puesto a la venta merchandising con alusiones a la serie o a “su propia figura”. 

 

¿Menoscabo al honor o beneficios?

Una condición de “personaje público”, insistieron las partes demandadas, que Oubiña siguió alimentando con “multiples entrevistas” en televisiones, periódicos, revistas, con su propio documental, libro autobiográfico e incluso con su propio canal de YouTube referido a la serie. Por ello, las demandadas también coincidieron en apreciar que la emisión de "Fariña" habría podido funcionar para él más como un “beneficio” económico que como “menoscabo” hacia él. “No lo entendemos”. “¿Nos creemos que sus libros no se venden por la serie? Si ya va por la cuarta edición, tiene miles de seguidores en YouTube, tiene tienda on-line”, añadió el abogado de Netflix.

 

El cuanto al uso no autorizado del nombre de Laureano Oubiña, su defensor alegó que, mientras la serie creaba nombres ficticios para representar a personajes como Marcial Dorado o Manuel Baúlo, no hizo lo propio con Oubiña, quien sí aparece con su nombre y apellidos. Las partes contrarias destacaron que tanto Oubiña como Manuel Charlín y Sito Miñanco aparecen en la serie con sus propios nombres por su “trascendencia” en los hechos narrados. Sobre la necesaria autorización del uso del nombre propio que defendió la demandante, el abogado de Bambú Producciones concluyó que “si la demanda se estimase, complicaría el derecho a la libertad creativa sobre hechos delictivos que no estén debidamente autorizados por sus protagonistas”, lo que equivaldría a “dar las llaves de la censura” a “delincuentes, sátrapas o políticos corruptos”.

 

La portada secuestrada de "El Jueves"

Cada parte citó también jurisprudencia y casos mediáticos en los que colisionaron  estos derechos hoy en liza. Así, la defensa de Oubiña citó el caso de “Mi Gitana”, que “se retiró de la parrilla”; la demanda de Ortega Cano contra “Mongolia” o incluso el secuestro a la revista “El Jueves” por una portada con la famosa caricatura “donde aparecen en la misma posición”, sexual, “Letizia y Felipe”. El juez llegó a interrumpir en esta y otras ocasiones al representante de Oubiña pidiéndole concreción o recriminándole exceder el asunto juzgado hoy. Del otro lado, el abogado de Atresmedia citó casos como los del jardín de Villa Valeria o el de una obra literaria sobre el crimen de los marqueses de Urquijo.

 

A mayores, Netflix alegó que fueron simples divulgadores de la obra cerrada y entregada por la productora.

 

Las escenas de sexo

Para la anécdota queda la referencia a las escenas de sexo que molestaron especialmente a Oubiña. “¿A usted le constan en algún lado?”, preguntó con ironía el abogado de Oubiña al representante de Bambú Producciones sobre la fuente documental de tales dramatizaciones, insistiendo en la gratuidad de la imagen. Campos respondió en la sala que el “actor Carlos Blanco” se entrevistó con el propio Laureano Oubiña, a quien habría de encarnar en la pantalla. Fue Oubiña, según este testimonio, el que “le dijo, riéndose” que “sabían que tenían el teléfono pinchado” y que lo ponían “debajo de la cama mientras practicaba el amor con su señora” para que lo escuchasen los agentes.

 

El juicio fue declarado visto para sentencia.

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