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martes | 14 mayo | 2024
El Concello de A Illa de Arousa ha dado inicio a la que será última obra de ampliación de la red de saneamiento para enganchar viviendas al alcantarillado público. Los trabajos se realizan en la zona de O Barnal y supondrán la conexión de las tres últimas viviendas del municipio que todavía carecían de posibilidad de acceso a la red, por lo que hasta ahora tenían que seguir utilizando fosas particulares.
El concejal Luis Arosa explica que con esta obra se consigue ya que la totalidad de domicilios de A Illa puedan hacer uso de este servicio básico. Para que esto sea posible, es necesario construir y habilitar un nuevo bombeo en la zona, debido a las peculiaridades del terreno y las necesarias características técnicas para poder ofrecer el servicio en el punto. Además de las bombas impulsoras de las aguas residuales, se instalan también las necesarias conducciones, hasta la conexión con la red general que discurre bajo la Avenida da Ponte.
La obra supone una inversión de unos 25.500 euros, que el Ayuntamiento asume con fondos propios municipales.
El edil socialista lamentó que la oposición, PP y BNG, no apoyasen explícitamente esta actuación, ya que recordó que esta inversión se incluyó dentro de una modificación presupuestaria que se llevó a Pleno y que supuso la abstención de ambos grupos.
A Illa espera una gran actuación en materia de saneamiento que garantice la capacidad de tratamiento durante varios lustros. Es la construcción de la nueva depuradora o EDAR que tramita Acuaes en Niño de Corvo, en unos terrenos seleccionados a muy poca distancia de la planta actual. Aunque la obra ya tiene plazo estimado, 18 meses más otros 12 de puesta en marcha y explotación, por el momento no consta en el Ayuntamiento fecha estimada de cuándo podrían comenzar las actuaciones.
Entretanto, el Concello sigue luchando contra un problema de primer orden que afecta al alcantarillado: Las toallitas para bebé que son arrojadas a los inodoros y que causan reiterados atascos en los colectores y estaciones de bombeo.
La entidad local lleva años advirtiendo de los costes para las arcas públicas que supone esta práctica, en lugar de desechar estas toallitas en el cubo de basura. Una vez llegan a la red, no se deshacen, sino que se acumulan, causando atascos y, en ocasiones, costosas averías.
Luis Arosa explica que cada quince días o, como mucho, un mes, los operarios se ven forzados a acceder a las tuberías para deshacer atacos provocados por estos productos. Han colocado unas rejas antes de cada bombeo, para evitar en lo posible que las toallitas lleguen las bombas y acaben estropeándolas, como ocurrió varias veces. Pero en las estaciones de lluvia, todo se complica. Por ello, el Concelo insiste en el llamamiento vecinal para que no se arrojen estos productos al inodoro.
