Un lugar en la historia cambadesa para una de la primeras mujeres químicas de España

Un lugar en la historia cambadesa para una de la primeras mujeres químicas de España
Pillado con un ejemplar del artículo y ante uno de los edificios donde tuvo la botica; aún se ven las marcas del cartel | g. salgado

Con este nuevo movimiento histórico de reivindicación que vive el feminismo –cuarta ola le llaman– saldar deudas con figuras referentes silenciadas a propósito, o no, está a la orden del día. Es imposible negar el papel de Marie Curie y otras, pero basta rascar un poco para que emerjan miles de aportaciones femeninas, más o menos modestas, pero desconocidas a pesar de su relevancia. Incluso al lado de “casa”, como nuevamente ha hecho la asociación “Cen Follas” que a través de su revista ha rescatado a la investigadora cambadesa María de la Encarnación Francisca Ramona Fraga Padín. Fue una de las primeras mujeres licenciadas en Química de España (1931), cuatro años después de la primerísima. El rescatador es Iago Pillado, que llegó a conocerla porque era la jefa de su madre en la farmacia que montó en Fefiñáns tras tener que abandonar de manera abrupta su carrera y su relación con las altas esferas intelectuales.


Para la historia con mayúsculas dejó un relevante artículo cofirmado con su profesor, Isidro Parga Pondal, uno de los científicos españoles más importantes del siglo. Pero para la historia con minúsculas, “Choncha” –como la conocían en casa, aunque no era mucho de su agrado– falleció en 1998, poco después de cumplir los 90 y siendo conocida únicamente por ser farmacéutica.


Pillado era un niño, pero la recuerda como una “señora seria, afable e a xefa da miña nai, sen moito máis. Unha desas persoas dun segundo plano, como tantas dos pobos coas que te cruzas sen saber da súa relevancia”. Por lo que se hablaba en casa sabía que tenía las dos carreras y que en Químicas había sido de las primeras licenciadas en Galicia, pero hace no mucho coincidió con una pariente en lo “esquecida que estaba a súa figura” y se puso manos a la obra, llegando a descubrimientos mayores de su etapa en Santiago. “O que máis me sorprendeu é que fora membro do Seminario de Estudos Galegos e, de feito, era socia protectora, é dicir, que o financiaba”. Que se sepa, pocos cambadeses accedieron a este un círculo reservado solo para las mentes más brillantes.


Diario de Arousa 2022 03 06 015 5bb3ec73

Fraga Padín de joven | Cedida


De su primera etapa, la académica, pudo saber buceando en todo tipo de archivos, estudios, tesis… Y de lo más personal contó con los recuerdos de Lorenzo y María del Carmen Fraga, hijos de primos carnales. La pandemia truncó en cierto modo sus planes de profundizar aún más, pero el talento e intelecto superior emergieron enseguida. De hecho, “persoalmente” considera que Cambados le debe algún reconocimiento público, aunque “ser muller pioneira no ámbito científico e membro do Seminario” ya le parecen “dous feitos obxectivos” suficientes. Algo parecido a Dolores del Valle, cuya figura también trajo a la actualidad “Cen Follas” con Bea Laya.


El cambadés habla mientras sostiene un original del famoso artículo publicado en 1934 en la revista científica más importante del momento: “Anales de la Sociedad Española de Física y Química”. Un texto técnico no apto para cualquiera, “para min é case como o esperanto”, bromea, y al que la comunidad científica dio más que bendiciones. El Boletín de la Sociedad Española de Historia Natural dijo: “Pone de relieve la extraordinaria importancia para la geoquímica de nuestro país de la roca litinífera de Goyás (Lalín)”. Y hasta apareció en “Chemical Abstracts”, una revista americana que desde 1907 recopila las investigaciones más relevantes del mundo.


Regreso de la “culta doctora”

Pero todo acabó cuando el padre de Fraga Padín, funcionario de Aduanas, falleció repentinamente. Eran una familia pudiente e influyente; sus primeros logros académicos hasta salían en la prensa de Buenos Aires a modo de cotilleo, algo muy común en la época. “Eran case como a aristocracia local”, cuenta Pillado. Esto le permitía dedicarse a la investigación, pero la falta del principal sustento familiar y un elevado sentido de la responsabilidad, le hicieron regresar a Cambados. “Lorenzo díxome que lle contou o moito que lle costara a decisión de deixalo, que foi moi doloroso para ela, pero non lle quedaba outro remedio. Aínda que era solteira tiña unha conciencia global da familia e sempre se preocupou moito por todos. Tanto el como María del Carmen foron moi insistentes en que era o sostén económico, pero tamén na toma das decisión difíciles; era o cabeza de familia”. Así que con 27 años, en 1935, un diario gallego se hacía eco de que la “culta doctora en Ciencias” había comprado la farmacia Vidal, seguramente ubicada en los soportales de la Praza do Mercado (Fefiñáns). Posteriormente la trasladó al número 1 de Rúa Real, al edificio donde vivió Valle-Inclán y aún se aprecian las mellas del cartel en la piedra; después al cruce de en frente, y es, en definitiva, el germen de la actual, en la Praza Asorey.


Las circunstancias personales, la Guerra Civil… truncaron un sueño y una carrera que solo empezaba a despegar, aunque llegó a se profesora en el IES Ramón Cabanillas y en un colegio de Vigo y sus ansias por estar en permanente contacto con la actualidad y por el conocimiento nunca cesaron: “Sempre estaba lendo, estaba suscrita a varias revistas de teoloxía, actualidade... E non se perdía programas tipo “La clave”, onde falaban de política en profundidade. Non era unha sabia illada á que só lle interesara a química”. Asimismo ha sabido que el desmantelamiento del Seminario por la dictadura también le dolió porque “era algo importantísimo na súa vida”.


Pillado también quiere dejar constancia de que era una persona “moi involucrada na sociedade, pero sempre moi discreta, dende un segundo plano”. De hecho, cree que si Cambados desconoce sus logros es, en parte, porque nunca quiso significarse. “Nin daquela os coñecían e por iso é importante poñer en valor a súa figura e divulgala para que a xente empece a saber quen era a farmacéutica do seu pobo durante anos”.


Controversias

En su opinión, este es el principal escollo, pues aunque no oculta sus preferencias políticas a favor del bando nacional ni que llegó a ser miembro de Acción Católica, no cree que sea el motivo y destaca más bien las reuniones no oficiales con otras mujeres pudientes del pueblo, lo que le ha valido algún disgusto: “Alguén me criticou dicindo que eran fachas, do peor de cada casa, e non sei a que se adicaban pero si que facían unha especie de labor filantrópica no sentido de que trataban cousas que preocupaban no pobo e do que se podía facer para melloralas”. También entiende la llegada de este tipo de reproches pero en sus acciones solo ha encontrado “nobreza”. De hecho, afirma que “era moi relixiosa, pero non unha fanática; era unha humanista á que lle gustaba o coñecemento e concebía esa igrexa como de orde, pero tamén de cariño e afecto, de sociedade. Tiña a súas ideas e conviccións e as promovía pero non mediante a cancelación dos demais, como é o exemplo da súa vinculación co cine da Xuventude”, desvela el autor sobre su artículo. Y hay más, como una bonita anécdota con Cabanillas.

Un lugar en la historia cambadesa para una de la primeras mujeres químicas de España

Te puede interesar