Los niños de Ribadumia que inspiraron a Alfonso Pexegueiro en su “gran libro”

Los niños de Ribadumia que inspiraron a Alfonso Pexegueiro en su “gran libro”
Imagen de archivo de Alfonso Pexegueiro en el Festival da Poesía no Condado, en Salvaterra do Miño | cedida

El poeta ponteareano Alfonso Pexegueiro presentó en el mes de octubre su última creación, “Mañana vino a verme la luna de los pájaros grandes”, la culminación a 35 años de trabajo. Un libro que no tendría cabida sin su anterior obra “O lago das garzas azuis”, donde abordó las injusticias y atrocidades que se han cometido, y se siguen cometiendo, en los niños, una trama que continúa de cierto forma en la imagen de uno de los protagonistas de una historia su nueva novela, Iqbal Masih.


Un cuento, por ello, fundamental para que esta historia viese la luz y, cuya traducción al gallego, apadrinaron los niños del CPI Xulia Becerra Malvar, de Ribadumia.  Así, Pexegueiro recuerda que realizó un recital poético en el centro, tras el cual, los alumnos se interesaron por conseguir algún ejemplar del libro. El interés mostrado por los estudiantes, con los que el autor rememora que mantuvo una conversación de más de una hora de duración, y la ausencia de más ejemplares, al encontrase agotado, motivó que Pexegueiro se interesase por lanzar una edición en gallego.


Finalmente vio la luz en octubre de 2005 y lo presentó en el propio centro ribadumiense frente a cientos de alumnos. La edición corrió a cargo de Xerais y contaba con ilustraciones de Xosé Freixanes. Pexegueiro ya avanzaba que, al tener un final de cierto modo misterioso, se creaba la “posibilidade dunha consecución”, algo que solo se conseguiría en caso de que la lectura llegase a muchos niños. Por ello, echando la vista atrás, el autor señala este apadrinamiento como condicionamiento para que esta última obra, la culminación a 35 años de trabajo pudiera, al fin, ver la luz.


Una experiencia que sirvió a Pexegueiro como inspiración en los momentos de bloqueo. Así aparece reflejado, por ejemplo, en la página 111 de su libro: “Este cuento continúa... Pero El Que Lo Contó Todo, esto no me lo quiso contar. Me dijo que si este libro lo leían muchos niños... quizá algún día lo contase... pero si no que no valía la pena contar nada... Porque, a veces, dijo, es mejor callar las cosas, aunque estas sean hermosas”. Una referencia, según comenta el autor, a “O lago das garzas azuis”, con la que los lectores del Xulia Becerra Malvar quedaron angustiados al no conocer qué le iba a ocurrir a aquel niño frente al gigante al final del cuento.


De este modo, uno de los borradores de la introducción de la novela —después de 35 años asegura haber unos cuantos— retoma la historia de estos alumnos y su interés por conocer dicho final. En ese manuscrito el escritor explica que, cuando él fue a visitar a “El Que lo Cuenta Todo” le explica que “sí le contaría lo de los niños del colegio de Ribadumia, que se entusiasmaban con aquel cuento” y que no conocieron aquel final.


Asimismo, en la versión que finalmente vio la luz, el autor no se olvida de la inspiración que supuso aquel anterior trabajo y así lo señala en la introducción definitiva: “si yo no hubiese escrito un libro llamado “El lado de las garzas azules”, no escribiría esta introducción”.


Un libro por ello fundamental para concebir la nueva obra, “Mañana vino a verme la luna de los pájaros grandes”, que se compone de una serie de “contos sobre contos”, en la que Pexegueiro ofrece al “adulto el niño que abandonó” y en la que resume su existir y “parte de la humanidad”. Una de estas historias gira en torno a la figura real de Iqbal Masih, un niño pakistaní esclavizado en una fábrica de alfombras. Se trata de un personaje real que supuso un símbolo en la lucha contra la explotación infantil mundial. El joven consiguió fugarse de la factoría y dedicó su corta vida a la lucha contra esta práctica, hasta su muerte a los 12 años de edad al recibir un disparo mortal, mientras realizaba una visita a familiares.


“Un libro que é case un milagre”, según señala Pexegueiro, haciendo alusión a la combinación de lo plástico con lo escrito que reina en las más de 400 páginas de la pieza. Una obra que incluye ilustraciones del propio autor, después de que empezase a practicar la pintura durante la pandemia. Algo que, según asegura “o libro xa sabía que iba a haber os debuxos” antes del propio artista.


Así, el diseñador del libro, Juan Gallego, lo califica como “una odisea”, al tiempo que lo “llena de orgullo”, al recrear “la odisea de los sueños y fantasías de una infancia mágica y metafísica”. 

Los niños de Ribadumia que inspiraron a Alfonso Pexegueiro en su “gran libro”

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