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jueves | 18 abril | 2024
Un mapa antiguo pone en entredicho que el Muíño de Mareas da Seca tenga los 400 años que cumpliría este 2022. Según el documento, tendría como mucho 228, pero para el historiador Sindo Mosteiro, “os anos son o de menos, o importante é a súa conservación porque é unha peza emblemática da enxeñería popular e pouco frecuente”. Este tipo de molinos son menos abundantes que los fluviales y de estas características quedarían en pie en Galicia sobre una docena, como mucho, de la veintena que pudo haber.
No es la primera vez que esta información sale a la luz porque el mapa, donde se ve la lengua de la ría que entra en la capital del albariño, salió hace unos años en una publicación de la Fundación Barrié. El propio Mosteiro tiene una copia en su poder y se hizo eco de este hallazgo en las jornadas “Cambados no Camiño”, celebradas el año pasado.
Abre una incógnita porque data de 1794 y en él parecen dos molinos en el estanque (llegó a haber cuatro): Uno que estaba en las inmediaciones de Casa Rosita y otro en la zona del río Ucha, y que seguiría en pie, entre las casas, pues años después el regato se canalizó y se secó la zona. Así que ninguno es el de A Seca y lo más importante, el plano forma parte de un documento que es en realidad un encargo para investigar y construir un nuevo molino precisamente en su misma ubicación, y además a un arquitecto famoso, nada menos que el de la Catedral de Santiago.
Esto contrasta con la creencia extendida hasta ahora de que fue un encargo de los señores del Pazo de Fefiñáns, los Valladares, realizado en 1622. Como recuerda el historiador, el vínculo se basa en un documento contractual entre la familia y un ingeniero o cantero para construir un molino de mareas y en el que incluso se especifica el precio y la entrega de una mula nueva para desplazarse. La ubicación del actual edificio, próximo al palacio, y en los dominios de este señorío siempre han hecho pensar que era el mismo y de ahí el atribuirle, por lo menos, 400 años de antigüedad.
Así las cosas, todo indica que el molino seguramente sea de finales del siglo XVIII y se abre la incógnita de cuándo se construyó exactamente, aunque, según el plano, sería posterior a 1794. Pero también se generan dudas sobre cuál es entonces el molino de Fefiñáns porque había otro en el entorno del estanque, pero perteneciente al Pazo de Corvillón, de los Padín, y este tipo de molinos de mareas “eran moi caros e eran feitos por xente con moitos cartos”, apunta Mosteiro. Podría ser que el encargado en 1622 se llegara a construir, se destruyó, por el motivo que fuera, y posteriormente se levantó otro, el conocido hoy. O que el encargo de los Valladares no llegara a ejecutarse.
El historiador cambadés señala que para despejar tanta incógnita sería preciso revisar todo el legajo donde se incluye este mapa y que está en el Archivo General de Simancas (Valladolid). También la documentación referente al pazo cambadés de la cual, gran parte, se encuentra en la Torre de Figueroa, en Abegondo. Y es que Mosteiro explica que sería importante consultar los foros asociados al pazo para “saber se cobraban rendas polo muíño porque iso significaría que se chegou a facer”. Aunque esto “alteraría totalmente” esta parte de la historia local, el experto destaca que el Muíño da Seca “non perde importancia” por tener 172 años menos ni estaría en peligro su catalogación como Bien de Interese Cultural (BIC). Y es que sigue tratándose de una “peza orixinal, emblemática e representativa da enxeñería popular pouco frecuente”, añadió. De hecho, indica que lo importante es seguir conservándola y rehabilitarla. Se refiere a la costosa limpieza que asumirá el Concello para limpiar el horrendo grafiti que le hicieron el año pasado. Según el edil de Patrimonio, Xurxo Charlín, será necesario emplear un láser y es posible que no quede igual.
